En la cotidianidad del oficio periodístico es usual afectarse por aquellos dramas que tocan las fibras humanas, algunos destacados en las portadas de la prensa internacional y otros en la plana local.

De lo negativo, en la industria del cine sobresalen los escándalos por denuncias de abusos sexuales o los emotivos discursos de la gala de los Óscar en las voces femeninas. Mientras que a nivel nacional destaca la reactivación del arte en Guayaquil provocada por el microteatro, lo que creó un apetito colectivo por consumir artes plásticas, literatura y conciertos musicales, en los que la presencia de la mujer tiene bastante peso. La mirada nos lleva hacia ellas, quienes son las protagonistas de los últimos acontecimientos. Incluso me atrevería a decir que han logrado un tipo de emancipación gracias a la nobleza que otorgan las artes desde sus diversas manifestaciones, ya sea a través de la trama de una película, obra teatral, libro o de la lírica de una canción. Por ello, no salgo de mi asombro ¿Quién creería que la demanda colectiva de artistas abusadas sexualmente en Hollywood influyó en millones de mujeres de otras profesiones para denunciar sus casos?

Aterrizar este tema en Ecuador implicaría cambiar el chip generacional de una cultura que aún le teme a la presión social en caso de exhibir testimonios y enfrentarse al linchamiento mediático.

Lo penoso es que en nuestra cultura lo que sí exhibe la famosa “prensa rosa” es la vida personal de ciertos presentadores de programas televisivos o de participantes de realities, denigrando a las mujeres en muchos casos. Este es el resultado de la falta de tratamiento del contenido en los medios -sobre todo televisivos- que no tienen espacio para la oferta artística que sigue generando nuevas audiencias. Ojalá a esta prensa podamos decirle: “Time’s Up” (El tiempo se acabó). Creo que en nuestro país las mujeres deberíamos aplastar el machismo y la mediocridad con trabajo y perseverancia. Ya lo dijo Mirella Cesa de regreso a Ecuador con una Gaviota en mano: “Se deben alcanzar los objetivos una y otra vez”. Si ella lo logró en Viña y en su día lo alcanzó también Paulina Aguirre con el Grammy Latino, espero ansiosa más éxitos femeninos en el plano de las artes al ritmo del tipeo de mis teclas. (I)