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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Punto de vista

La valía del 5

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Un equipo de fútbol es la armonía de todos sus componentes, que tienen obligaciones y funciones muy dispares y que naturalmente se potencian y necesitan. Lo difícil para congeniar un funcionamiento idóneo es lo que pocos entienden y es allí donde recaen las exigencias en algunos puestos que por características específicas y ubicación dentro del campo de juego pasan a ser indispensables en aquellos andamiajes que tienen altas exigencias y se aferran a una idea propositiva.  

Ser valiente en este juego es pedir siempre el balón y utilizarlo de manera correcta en la circunstancia que exige cada jugada, y eso aunque parezca una exageración no es para todos. La pelota muchas veces quema, expresión vetusta pero real que nos da la posibilidad de poder revisar las condiciones y el por qué ciertos jugadores ostentan esa visión diferente y ese tiempo extra para tomar las mejores decisiones en sitios e instantes que la mayoría se oprime. Hoy muchos equipos del mundo intentan salir con balón dominado desde el fondo y utilizan como primera opción a su arquero que a su vez se apoya  normalmente en los centrales que le dan salida por las cabeceras del área grande, imagen muy contemporánea que seguramente es fácil de detectar, lo que no se ve y sí es un pilar fundamental es el equilibrio y opción de descarga y apoyo constante que le da, por ejemplo, Modric al Real Madrid o Busquets a Barcelona para nombrar a dos jugadores mediáticos. La buena ubicación y lectura del juego de los volantes centrales deben ser absolutos y muy amplios, porque de ellos depende en la mayoría de los casos el futuro del equipo en cada compromiso, y no solamente en el resultado final que puede ser una circunstancia del juego sino en el crecimiento y consolidación del engranaje de todas las piezas. Cuando este jugador toca muchas veces el balón, pero durante poco tiempo, la fluidez es algo que nace automáticamente en ese sector tan especial de la cancha y lo encumbra con la buena toma de decisiones en el pistón que le da vida a todos y los hace jugar mejor.

En este sentido los laterales se ven protegidos cuando pasan al ataque pero saben que su puesto será relevado automáticamente, y que si necesitan apoyarse con el balón tendrán la opción de abanicar e intentar por el otro flanco. De manera similar se siente el enganche o volantes más ofensivos cuando comparten cancha con un futbolista que tiene en mente siempre el primer pase entre líneas como lo hace en la actualidad Fernando Gago en Boca  Jr., o en su momento el especial Fernando Redondo en aquel histórico Real Madrid, porque los impulsa y da confianza en la difícil tarea de crear y desequilibrar en zonas calientes. Todos los entrenadores siempre hablan de la columna vertebral del equipo pero saben en su interior que si tienen un número 5 con características mixtas y gran interpretación de las coyunturas que le exija cada partido podrán construir a su alrededor un buen andamiaje que busque ganar partidos acompañado de un buen funcionamiento. Lo que diferencia la importancia y el valor de los mencionados futbolistas es la capacidad que ostenten para asimilar que gozan de un puesto que pide concentración absoluta en un sector donde el tránsito es pesado y las resoluciones deben ser rápidas y llenas de certidumbre. Las necesidades han ido modificando la particularidad de este puesto y lo encumbran en silencio como indispensables no solo por ser el pulmón de todos sino también porque desde su desenvolvimiento nacen todas las propuestas y se apoyan los rendimientos de los demás integrantes porque en todos los tramos y compartimientos es el acompañante ideal. (I)

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