El Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio (FEPP) es una fundación constituida en 1970 que apoya a la población, especialmente rural, en su lucha contra la pobreza. Los años de funcionamiento del FEPP nos han enseñado que el desarrollo es el paso de condiciones de vida menos humanas a unas más humanas. Este paso es un constante crecimiento que se consigue mediante la educación en valores, la formación profesional, la organización y la superación de las limitaciones económicas más acuciantes. La solidaridad y el espíritu comunitario, en el sector primario de la economía, es importante porque las personas organizadas pueden generar más cosas que haciéndolo solas; y la concepción de los pueblos rurales requiere que la inversión de los flujos de la economía nacional se inyecte hacia todo el país, y no que se destine solamente a las grandes ciudades. El aumento de la productividad, la diversificación de los bienes y servicios; agregar valor a la producción agropecuaria y la comercialización asociativa son componentes fundamentales en los procesos de lucha contra la pobreza. Se trata de favorecer el desarrollo de varios sectores de la economía en los territorios. La EPS, antes que nada, es ‘economía’; generación y movimiento de recursos. Lo popular y lo solidario hace referencia a los valores que caracterizan a esta economía, que es del pueblo y para el pueblo. Un pueblo que quiere equidad y sostenibilidad, que quiere ganarse el pan con el sudor de la frente, respetando los recursos naturales, con una atención especial para los rezagados. Este modelo económico es el mejor instrumento que tiene Ecuador para generar empleo adecuado, para distribuir equitativamente los ingresos y sacar de la pobreza a un buen porcentaje de la población. Aspectos muy importantes del apoyo del Estado a la EPS se encuentran en la gestión del Sercop, que trabaja porque este sector sea reconocido, porque los productores populares formen parte del Catálogo Dinámico Inclusivo, cuenten con acompañamiento permanente y se conviertan en proveedores del Estado.

Los esfuerzos de la población y de la sociedad civil que la acompaña en la lucha contra la pobreza deben ser acompañados por un Estado que comprende, aprecia y respalda la economía popular y solidaria. Esta economía todavía débil para crecer necesita promoción, acompañamiento, ideas, paciencia y cariño, más que simples controles, disposiciones y sanciones. Quienes trabajamos en el campo con los dirigentes de las organizaciones populares hemos comprobado en estos últimos años la presencia de entidades estatales que responden a diferentes requerimientos de los actores de la EPS. (O)