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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Punto de vista

La salsa en Guayaquil

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En el Ecuador, la música popular de expresión afroantillana se hizo presente, al menos desde la década del treinta, con la influencia de los ritmos de la música cubana que llegaban a través de la radio: la rumba, la conga y el bolero, en especial. Luego llegó el son, la guaracha, el mambo, el cha cha cha, la pachanga, el dengue y otros ritmos que manaban de la “mata” de la sabrosura: la isla de Cuba.

En los años cincuenta arrasaba el rock and roll, pero también la guaracha en Guayaquil. Su versión “criolla” se “cocinaba” con un toque de porro colombiano. El ritmo de porro-guaracha fue, desde los años cuarenta, una expresión viva de la tropicalidad musical no solo guayaquileña, sino costeña en general, pues también hubo cultores en Manabí. Entre los porteños destacaron Máxima Mejía, Fresia Saavedra y el mismísimo Julio Jaramillo.

Pero en la década del sesenta arribó la sonoridad que hacían los latinos en Nueva York. Las condiciones socioculturales de la ciudad-puerto habían cambiado y un puñado de atrevidos músicos adoptaba la salsa como alternativa a la moda cumbiambera de entonces.

Ya en los setenta aparecieron las grabaciones de Los Demonios del Salado, banda de ocasión formada por el músico peruano Carlitos Miranda, la orquesta del quiteño Héctor “Manito” Bonilla, La Sonora de Rubén Lema, entre otros. Cuando el boom salsero “pegaba” a nivel continental nuevos conjuntos aportaron con su sabor: Pepe y su Banda, Fogata Combo (agrupación nacida en la Penitenciaría del Litoral y que tenía como padrino al cantante tico Freddy Quiroz), La Unión, entre otros.

Entrados los años ochenta y frente al liderazgo del conjunto Z-Mar, de Esmeraldas, que frecuentemente se presentaba con gran éxito en Guayaquil, descolló la banda del trombonista Joe Mayorga, quien impuso el número “Mata de tomate” en las emisoras de Ecuador y Perú. Cómo olvidar, entre los solistas, la irreverencia callejera de Tony Boleta, con una estética de “malo” o “guapo del barrio”, al estilo de Willie Colón.

Al final del siglo pasado el esmeraldeño Eduardo Grey presentó una propuesta musical bastante sólida con excelentes voces y arreglos musicales: La Banda de los Hechiceros. Y en los últimos años orquestas como la Herencia Rumbera (sucesora de Joe Mayorga), Renny y su Son Mayor, así como cantantes de buen registro vocal y talante sonero, como Roberto Ronquillo, Alonso Flores, Ray Bayona (quien ha triunfado a nivel mundial desde Nueva York) y Gustavo Enrique, han sacudido la escena salsera guayaquileña del siglo XXI. (O)

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