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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Punto de vista

La causa de los Restrepo, el amor que trasciende

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Era la mañana del viernes 8 de enero de 1988, Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo Arismendi, de 17 y 14 años, salieron de su casa ubicada en la urbanización Miravalle, en su Chevrolet Trooper almendra, modelo 1984, y se dirigieron por la vía Interoceánica hacia la calle Río Coca y Avenida de los Shyris para recoger a un amigo que viajaba al exterior y llevarlo al aeropuerto. Aquel gesto de amistad nunca llegó.

Han pasado 29 años y relatos como este son el encabezado de notas de prensa, editoriales, libros, conferencias, documentales, ensayos y producciones de todo género; sin embargo, hasta hoy no se sabe dónde están sus cuerpos, causa que ha generado la más honda demostración de amor ejemplar e incansable de Pedro Restrepo, Luz

Elena Arismendi (+), María Fernanda Restrepo, su familia e innumerables personas y organizaciones, en el país y en el exterior.

La causa de los hermanos Restrepo es un hito en la historia de los derechos humanos en el país; Luz Elena, Pedro y María Fernanda movilizaron y transformaron a la sociedad e institucionalidad desde el mismo día de los hechos. Vienen a la memoria los primeros meses de tenacidad en medio del engaño policial, la lucha de los miércoles en la Plaza Grande, la creación de la Comisión Especial Investigadora en 1990 que estableció que los hermanos desaparecieron en manos de la Policía Nacional; la sentencia dictada por el presidente de la Corte Suprema de Justicia en 1994 contra los principales implicados; la demanda presentada en 1997 por la familia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el acuerdo amistoso firmado por Ecuador en 1998 donde se comprometió a indemnizarlos y ejecutar la completa, total y definitiva búsqueda en la laguna de Yambo para recuperar los cuerpos de los hermanos.

La Comisión de la Verdad creada en 2007 contribuyó con más elementos para aclarar los hechos sobre la desaparición; sin embargo, el sentir de Pedro Restrepo, luego de conocer el informe elaborado por la empresa Darwinvest -que en 2009 fue  contratada por la Procuraduría para rastrear la laguna- concluyendo contundentemente que en Yambo no están los cuerpos de sus hijos, está vigente hasta nuestros días: “Cómo me siento yo, el sentimiento mío y de mi familia es, desde luego, de una gran tristeza, de una gran nostalgia, de una gran frustración, de un gran dolor. Creíamos que luego de dieciocho años por fin íbamos a poder enterrar a esos dos bellos niños junto a su madre. Pero no, Dios no lo quiso otra vez, Dios dirá y aceptamos el dolor. Continúa la incógnita, el caso Restrepo no se cierra, la lucha de la familia Restrepo continúa y la responsabilidad del Estado continúa”.

La puerta está abierta, la causa de los Restrepo hace mucho dejó de ser un asunto de la familia y los amigos; es una causa colectiva, de aquellas que se transmitirán de generación en generación mientras la verdad esté pendiente. (O)

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