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Juan Bautista Aguirre: filósofo, teólogo y poeta

Juan Bautista Aguirre: filósofo, teólogo y poeta
15 de enero de 2018 - 00:00 - Ángel Emilio Hidalgo, Historiador

Hace un par de meses tuve el agrado de presentar el libro “Juan Bautista Aguirre: Conciencia lírica de la nación ecuatoriana” (Ministerio de Cultura y Patrimonio/Archivo Histórico del Guayas, 2017), del escritor Álex Lima Murillo, compatriota radicado hace años en los Estados Unidos. El voluminoso texto es resultado de su tesis doctoral en City University of New York y representa el esfuerzo loable de un migrante que decidió volcar su pasión en el estudio de las letras nacionales, particularmente de una época de la historia de nuestra literatura que requiere mayores luces: la Colonia.

La figura del jesuita Juan Bautista Aguirre (Daule, 1725 - Tívoli, 1786) es relevante por varias razones: en primer lugar, porque encarna la multifacética formación de un humanista del siglo XVIII. Filósofo, teólogo y poeta, Aguirre es recordado por sus décimas a Guayaquil y Quito, donde exalta al puerto y desvaloriza a la capital. Hay que entender, sin embargo, que el “Breve diseño de Guayaquil y Quito” -verdadero nombre del poema- hereda la vena jocoso-satírica que aparece con claridad en los autores del “siglo de oro” español, de quienes Aguirre es tributario.     

El “Breve diseño” considerado “un poema de aprendizaje”, en palabras de Álex Lima Murillo, no constituye exactamente una diatriba regionalista. La teatralidad como gesto y expresión del esperpento atraviesa la obra literaria del padre Aguirre, en consonancia con su época y una tradición literaria que se remonta a la antigüedad clásica.

Otro aspecto que resulta polémico gira en torno a la idea de nación. Tras el arribo de la Misión Geodésica Francesa (1736), Juan Bautista Aguirre habla del Ecuador como línea imaginaria, mas no como país, pues sencillamente este no existe en el siglo XVIII. En realidad, el dauleño-guayaquileño introduce la equinoccialidad como símbolo y motivo recurrente de identificación colectiva, convirtiéndose en el primer autor que recrea un referente geográfico que se anticipa a lo ecuatoriano, pero desde su condición de español-americano (recordemos que aún estamos en la Colonia), cuya patria chica es Daule y por extensión, Guayaquil, ciudad que en sus versos es llamada “mi patria venturosa”. (O)

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