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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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¿Guerra al comercio?

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La fuerte imposición de aranceles a las importaciones de acero y de aluminio que firmó Donald Trump el 8 de marzo podría marcar el inicio de una guerra comercial que dañe, si no destruya, el sistema multilateral de comercio.

Los países desarrollados han presionado en la OMC para lograr la reducción de aranceles con el argumento de que favorecería también a los países en desarrollo, beneficiaría a sus consumidores y obligaría a sus productores a ser más eficientes.

Pero de acuerdo con la filosofía de Trump America First, si las importaciones más baratas desplazan a los productores locales de acero y aluminio, deben detenerse.

Esto podría tener graves consecuencias. Si Estados Unidos, que ha sido el gran abanderado del libre comercio, ha cambiado de opinión y ahora cree en la protección de sus industrias, otros países podrían seguir el ejemplo. Una situación así destruiría las bases del libre comercio y reviviría la vieja lógica proteccionista.

Las normas de la OMC permiten a los países afectados negativamente por las importaciones adoptar ciertas medidas. Pero deben demostrar que los productores de los países exportadores reciben subsidios indebidos o establecen precios más bajos para sus exportaciones. También contemplan medidas de "salvaguardia" para aumentar los aranceles, pero solo durante un periodo limitado, para que los productores locales afectados se ajusten a la nueva situación.

Para justificar el gran salto en los aranceles de las importaciones de acero y aluminio, Trump recurrió a una cláusula poco utilizada en la legislación estadounidense (la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial) que permite al presidente adoptar medidas comerciales por motivos de seguridad nacional.

La OMC también contempla una excepción de este tipo en el Artículo XXI del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio). Pero como lo que constituye “seguridad nacional” no está claramente establecido ni en la legislación estadounidense ni en las normas de la OMC, puede hacerse un uso abusivo.

La administración Trump justificó la invocación del factor de seguridad nacional aduciendo que el acero y el aluminio son necesarios para la fabricación de armas de guerra. Pero el argumento perdió fuerza al excluir del aumento de aranceles a Canadá y México, mientras se renegocia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El malestar con esta medida unilateral de Estados Unidos ha sido evidente y ya se anuncian represalias. La Unión Europea elaboró una lista de productos estadounidenses a los que sus países miembros aumentarán los aranceles y se teme una respuesta proporcional de China.

En el Consejo General de la OMC, Canadá advirtió que el recurso a la lógica de la seguridad nacional "podría estar abriendo una caja de Pandora” y Brasil manifestó su preocupación por su aplicación elástica. India, por su parte, criticó la utilización indebida en virtud del GATT y alegó que las medidas unilaterales no tienen cabida en el sistema multilateral de comercio.

Es probable que algunos países miembros pretendan llevar a Estados Unidos a las instancias de solución de diferencias de la OMC. Si la decisión resulta favorable a Washington, otros países podrían interpretarlo como una autorización tácita para adoptar medidas proteccionistas por razones de seguridad nacional. Pero una resolución contraria podría fortalecer a la facción antiliberal de la administración Trump, llevando a ignorar la resolución o incluso a abandonar la OMC.

La guerra comercial en ciernes podría escalar a otro nivel en las próximas semanas. Si Trump decide adoptar medidas contra China tras considerar un informe del Departamento de Comercio sobre prácticas comerciales y de propiedad intelectual chinas, solo cabe esperar la correspondiente represalia por parte de Beijing. (I)

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