(En 1960, un grupo de gestores culturales guayaquileños encabezados por el actor y cantante Guido Garay formó el Cuadro Folklórico Montubio, motivados por el historiador y pionero de los estudios montubios, Rodrigo de Triana, con la finalidad de promover el conocimiento de la danza y la música montubia, a través de su proyección estética.

Guido Garay suscitó, en 1968, la ejecución de un rodeo montubio en la ciudad, con la participación de las haciendas El Guayabo y Las Palmas, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, noticia que fue recogida por la prensa local: “La Fiesta del montubio, evento organizado por Guido Garay iniciará con una Cabalgata Montubia en honor a las Madrinas y las Criollas provinciales y cantonales a la 1 de la tarde desde la Rotonda hasta el Estadio Unamuno donde ejecutarán el caracoleo, el gallo descabezado, amorfinos; enlazado a caballo, ensillado y doma de un potro chúcaro y el simulacro de un asalto a machete, también un baile típico colonial del Cuadro Folclórico Montubio”.

En 1971, la organización de la Fiesta del Montubio le correspondió a la Gobernación del Guayas durante el quinto gobierno de Velasco Ibarra. Ese año se invitó a las haciendas La Palma, Soberana y San Antonio. Diario EL TELÉGRAFO reportó que “montaron a ‘pelo’, de espaldas y con los ojos vendados, potros cerriles”, así como las suertes de pialeo, laceo y corcoveo de yeguas y potros.

Durante la década del setenta, cada 12 de octubre eran infaltables los rodeos montubios por el ‘Día de la Raza’ en Salitre y Vernaza, los que se celebraban por iniciativa de los ganaderos de la zona. Sin embargo, muy pocas veces merecieron la atención de la prensa porteña. Una de las excepciones fue el rodeo de 1973              -seguramente porque allí asistió el presidente de la república Gral. Guillermo Rodríguez Lara-, que se celebró en Las Maravillas (Daule), con la participación de haciendas de Yaguachi, Balzar, El Empalme, Daule y Salitre.

El rodeo de Vernaza fue organizado, desde 1962 y hasta el 2000, por el hacendado José Burgos Zapatier; mientras que en Salitre, los gestores involucrados en la realización de su rodeo han sido, entre otros, Isidro López Bermeo, Víctor Hugo Varas y Wilson “Wicho” León.

A inicios de los años noventa se quiso recuperar la tradición en Guayaquil, cuando los señores Rodríguez Aguilar, con el apoyo de la alcaldesa Elsa Bucaram Ortiz, efectuaron un rodeo montubio en la plaza de toros ‘La Macarena’, ubicada junto al monumento de Jaime Roldós, entre las ciudadelas La Garzota y Sauces, al norte de la ciudad. La nota de prensa confirma que el rodeo estuvo animado por representantes de las haciendas Providencia y San José, de Colimes y Balzar.

En el año 2008, el coso de Colimes, hecho de cañas sujetadas con alambres, se desmoronó, lo que ocasionó el lamentable fallecimiento de 6 personas y 56 heridos. La razón de este infortunio fue la gran cantidad de disparos al aire que hicieron los espectadores, lo que asustó a las vacas y caballos que se encontraban bajo el escenario, quienes desestabilizaron el graderío y lo derribaron. A partir de ese momento se prohibió la utilización de armas de fuego en los rodeos y otros espectáculos públicos. Sin embargo, la creatividad de los organizadores del rodeo montubio en la parroquia General Vernaza, les hizo reemplazar los disparos ‘en vivo’, con sonidos grabados de disparos que, a partir del año 2009, salen de los altoparlantes emplazados en el coso.

Actualmente, muchos montubios se lamentan de que el rodeo ya no es el mismo de ayer. Algunos comentan que los jóvenes de hoy prefieren trasladarse en moto, en vez de a caballo; otros sostienen que ahora los caballos que intervienen no son cerreros, es decir, ya han sido montados, por lo cual, no son verdaderamente chúcaros y hay quienes, como el Compadre Timoleón -seudónimo del arqueólogo Ángel Véliz Mendoza-, esclarecen que ahora “solo enlazan caballos y vacas, montan uno que otro potro, medio torean novillos mansos y ¡pare de contar!”, al contrario de lo que ocurría antes, cuando se respetaba el ritual tradicional del rodeo, compuesto por las siguientes ‘suertes’: caracoleo a caballo, paso elegante (con caballos de paso), asalto a machete, enlazamiento de ganado, doma de potros, salto de obstáculos, recogida del sombrero a todo galope, juego del gallo enterrado, concurso de amorfinos y contrapuntos, y finalmente, descolgada de ramos, ya por la noche. (O)