Fútbol y género, desigualdades encubiertas
En la historia humana, las diversas culturas han mirado al deporte como una actividad masculina, en la cual, lo viril, vigoroso, fuerte y hábil, constituyen parte de los constructos que han alimentado los roles tradicionales de género; relegando a la mujer, más allá de los avances presentes de la lucha feminista por la igualdad.
Es un lugar común que las instituciones deportivas mantengan sus actividades en el ámbito de lo masculino; esto es notorio en el fútbol, que, siendo uno de los deportes de mayor relevancia presenta marcadas diferencias para las mujeres y los varones.
Este, que es un hecho social, tiene una base conceptual anclada en la historia del sistema patriarcal, pues se toma al deporte masculino como universal y por lo cual las mujeres deben igualarse. De esta operación se evidencia la exposición de las diferencias de género de manera clara y en contra de las mujeres.
En la historia reciente, los pocos modelos de referencia femeninos, la falta de recursos y poca atención en los medios de comunicación, la falta de representación en los organismos de dirección, los limitados patrocinios comerciales y oficiales, las brechas salariales, la accesibilidad y los abusos sexuales, aún son el escenario en el que se desenvuelven las mujeres y el deporte femenino.
En el caso ecuatoriano, cabe comentar que el Campeonato Nacional de Fútbol Femenino, tuvo su primer certamen en el 2013 y ninguno de los 16 clubes participantes pertenecían o eran filiales de los clubes masculinos de la primera A; mientras que en la historia de los clubes de renombre como Barcelona, Liga de Quito, Nacional o Emelec ninguno ha contado en su cuerpo directivo con mujeres; finalmente, mencionar que un salario promedio para un jugador profesional era de 10.000 dólares en el 2015; mientras que las jugadoras de la selección nacional femenina que participaron en la Copa América 2014, recibieron 300 dólares por todo el torneo.
El mundo del deporte y en particular el fútbol constituyen un excelente laboratorio para evidenciar las desigualdades de género encubiertas. Cuánta tarea queda por delante. (I)