El momento más idóneo para corregir falencias colectivas, reforzar un plantel e intensificar el trabajo es cuando el equipo anda bien. Los técnicos y los jugadores encuentran así la tranquilidad y el impulso necesarios para labrar o construir el camino rumbo a los objetivos.

Mourinho contó que uno de los grandes errores de su carrera fue relajarse y otorgarle licencias a sus jugadores del Porto después de haber conquistado un título nacional. Su escuadra arrancó mal el torneo siguiente y algunos jugadores disminuyeron su rendimiento, incluso las estrellas. Moraleja: “Después de lograr el éxito es cuando mejor debes trabajar”, aprendió el entrenador portugués.

Esa experiencia de Mou es justamente la que está viviendo Alfredo Arias, quien desde hace una semana amenaza con irse por la situación que vive Emelec: eliminado de la Copa Libertadores y con un bajón notorio en el campeonato nacional de fútbol a causa de un pobre rendimiento de muchos jugadores, lesiones y actos de indisciplina de unos cuantos.

Arias siente que su mensaje y su metodología no surten efecto en el grupo, tal vez como ya sucedió el año pasado en ciertos tramos con la diferencia de que los resultados lo acompañaron en la mayoría de partidos, al punto de ser campeón sin la simpatía de miles de emelecistas.

El DT uruguayo, además, como casi todos los estrategas pretende salir antes de que la situación empeore y su palmarés se manche con un año para el olvido. Porque después de lograr un título nacional ¿qué logro podría ser superior si ya quedó fuera de la Libertadores? Apostar a meterse en la Copa Sudamericana es una meta complicada justamente por la actualidad de un plantel que no fue reforzado como se debía y, quién sabe, él quería.

Con Jorge Guagua y Marlon Mejía, ambos buenos jugadores, pero uno en el ocaso de su carrera y el otro muy joven, el cuadro azul no podía apuntar a llegar lejos en un torneo tan competitivo y difícil como la Libertadores.

Con un medio campo resentido por la salida de Fernando Gaibor más los altos y bajos de Pedro Quiñónez y Osbaldo Lastra no alcanza. Así también, la inestabilidad de Matamoros, Luna y Mondaini no da garantías. Silva, Montero y Arango aún no aportan. Y Marlon sigue errando. (O)