El balompié nacional termina un año tenebroso. Con problemas económicos, roles de pago forjados, jugadores con deudas impagables, clubes bordeando la quiebra y una lista interminable de problemas.

El desfase económico que se aproxima para la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) es grave. Terminará el año sin cobrar $ 7 millones, valor adeudado por los canales incautados que se vieron imposibilitados de cumplir el convenio de pago por los derechos de televisión del campeonato nacional.

Un pésimo negocio que realizó la FEF hace 5 años con el visto bueno de la mayoría de los dirigentes de los clubes.

La Ecuafútbol comprometió parte de su presupuesto para mantener casi al día a los clubes realizando magias financieras que finalmente le pasarán una factura costosa. Que la deuda se pagará, no hay duda; sin embargo, el tiempo para cancelar los valores no será inmediato y constituirá el peor enemigo para la FEF.

El ruidoso fracaso de la selección fue responsabilidad del actual directorio. Nunca se corrigieron errores de conducción por parte de un cuerpo técnico irresponsable.

El grupo se quebró y los talentos individuales sucumbieron ante la debacle “tricolor”. Un comienzo auspicioso tuvo un final de vergüenza cuando dirigentes y cuerpo técnico quisieron tapar de forma grosera graves actos de indisciplina de un grupo de jugadores.

Lo peor de todo es que, luego de la tardía “sanción” a los culpables, quedó como lamentable jurisprudencia para el futuro que cualquier acto de indisciplina garantizará la titularidad en la selección y para después ejecutar “sanciones ejemplarizadoras”.

Lamentablemente increíble, cuando el expresidente de la Federación Ecuatoriana fue enjuiciado por corrupción, el directorio de ese entonces y que acompañó al dirigente cuestionado debió renunciar por decencia, o por lo menos dejar a disposición sus cargos para manejar correctamente la alicaída imagen de la Ecuatoriana de Fútbol.

No pasó nada. Todo siguió igual mientras los discursos de la dirigencia hablaban de una nueva etapa de la FEF. ¿Es posible cambiar los procedimientos cuando la estructura básica de una entidad sigue en las mismas manos?

Por ello los problemas siguen igual o se han incrementado. Con cero autocrítica y sin pensar en cambios sustanciales, los dirigentes de los clubes priorizan el reparto del dinero que originará el contrato por los derechos de TV bajo un nuevo proveedor.

Al fin y al cabo es fútbol profesional y habrá que sobrevivir como se pueda, anteponiendo el presente e hipotecando el futuro. Tal parece ser la brújula de los dirigentes. El fútbol sigue postrado. Y nadie hace nada por intentar sacarlo de terapia intensiva. (O)