El derecho a la verdad es el camino a la reconciliación
La Asamblea General de Naciones Unidas – NN.UU. - en diciembre de 2010, proclamó el 24 de marzo como el Día Internacional para el Derecho a la Verdad, subyace a este reconocimiento la labor de Monseñor Arnulfo Romero, quien en el marco del conflicto en El Salvador promovió la dignidad humana, llamó permanentemente al diálogo y se opuso a toda forma de violencia para evitar el enfrentamiento armado, lo que al final le costó la vida.
La proclamación de este día por NN.UU. generó importantes debates en el sistema internacional de los derechos humanos respecto a la existencia formal del derecho a la verdad, pues este no aparece reconocido como un derecho autónomo en los tratados internacionales; sin embargo, su conceptualización responde a las violaciones a los derechos humanos cometidas en países de África y Centroamérica en los años 60 y 70 y América del Sur en los años 70; lo que dio lugar al establecimiento de Comisiones de la Verdad.
Tanto la Comisión Interamericana como la Corte han reconocido el derecho a la verdad cuya titularidad la tiene la víctima y su familia, pero también se amplía hacia la sociedad en general.
El derecho a la verdad incluye disponer de un recurso efectivo, rápido y sencillo que permita conocer los autores, las causas que originaron el abuso sufrido o cometido, el reconocimiento público del sufrimiento infligido y las medidas de reparación que sean pertinentes y oportunas; en el caso de las desapariciones forzadas y muertes, conocer las circunstancias en que aquellas ocurrieron, el destino y ubicación de las víctimas o sus cuerpos.
En la coyuntura actual es fundamental dar paso a la verdad de los hechos ocurridos en la frontera norte, el aporte que para el efecto deben brindar los gobiernos de Ecuador y Colombia es central, la indignación de los familiares de las víctimas y el gremio periodístico solo podrá ser canalizada con el conocimiento pleno de las circunstancias que rodearon la causa; el debido procesamiento de los responsables por la vía judicial y la reparación integral son el único camino posible para la reconciliación y la paz. (I)