Muchos actores han pasado por la transición de actor a director, quizás porque desean desafiarse a sí mismos o porque saben que algún día llegará el inevitable declive de sus carreras actorales. Esto los impulsa a incursionar en otros campos del celuloide que les generen nuevos ingresos, ya sea en la dirección o la producción.

En su momento, actores de la talla de Charles Chaplin, Buster Keaton o Harold Lloyd vieron esta posibilidad como una forma de evadir el sistema de contratación de aquella época (Star System), el cual permitía a los estudios manejar su imagen fuera de pantalla, forzarlos a aceptar papeles no deseados y prohibir su colaboración con otros estudios. 

Por tales razones, muchos decidieron tomar las riendas como directores, guionistas y/o productores, quienes tenían mayor potestad en el asunto. Chaplin aspiraba a llegar más alto y el 17 de abril de 1919 fundó, con otros colegas, el estudio United Artists, con la intención de controlar sus propios intereses; este fue comprado, vendido y reestructurado en múltiples ocasiones.

Actualmente, actores de la talla de Robert De Niro, Tom Hanks y Kevin Spacey han incursionado como directores, pero sin lograr  buenos resultados. De Niro probó suerte en 1993 con Una historia del Bronx (A Bronx Tale) y con El buen pastor (The Good Shepherd) en 2006 que no fueron malas, pero su dirección denota poca experiencia en el campo. Tom Hanks se sentó en la silla de director para las mediocres comedias Eso que tú haces (That Thing You Do!) en 1996 y El amor llama dos veces (Larry Crowne) en 2011. 

Kevin Spacey dirigió Albino Alligator en 1996 y Beyond the Sea en 2004, en la cual el mismo Spacey personifica al legendario Bobby Darin.

Por otra parte, George Clooney, Ben Affleck y Mel Gibson, sin ser grandes actores, supieron posicionarse como grandes directores dentro de la industria cinematográfica. Clooney siempre es tomado en cuenta por la Academia, habiendo sido nominado en numerosas ocasiones y en diversas categorías.

Ben Affleck ya había dado a conocer su calidad como guionista al ganar el Óscar al mejor guion original por la película En busca del destino (Good Will Hunting), premio que compartió con su coguionista Matt Damon; pero su desenvolvimiento como director sorprendió a todos, llegando incluso a subir su estatus como actor.

Es muy difícil salir del encasillamiento de actor para luego posicionarse como director, pero Clint Eastwood es la excepción a la regla, ya que es tan respetado como director tanto como actor. Barbra Streisand es un  gran caso, ya que, con tan solo tres películas bajo su dirección, todas fueron tomadas en cuenta por la Academia. (O)