Distritos de frío
¿Es posible reducir el consumo de energía para el acondicionamiento de aire en una ciudad? Sí, y ya es una realidad por medio de los distritos de frío.
Un distrito de frío consta de una planta central que genera el enfriamiento de una sustancia (agua, líquido refrigerante, entre otras), una casa de bombas y una red de tuberías de distribución que transportan el líquido refrigerado para los edificios, sustituyendo los aparatos de enfriamiento o chillers que son usados en el equipo de acondicionamiento de aire tradicional.
Considerando que el consumo energético por acondicionamiento de aire representa alrededor del 40% del total de energía en todo el mundo, algunas ciudades han puesto en marcha distritos de frío. En París, utilizan el agua del Río Sena (que atraviesa la ciudad) para refrigerarla hasta 5°C en la planta central, esta es transportada a través de 71 km de tubería subterránea para atender cinco millones de metros cuadrados de territorio urbanizado. El agua fría se distribuye en grandes hoteles, oficinas, edificios gubernamentales e incluso en el famoso museo de Louvre. El aire frío (producto del intercambio de calor entre las tuberías de agua y aire) sirve para acondicionar los espacios que se requieran.
En América Latina, el distrito de frío de Medellín, Colombia es otro ejemplo de esta aplicación y a diferencia de París, se emplea como líquido refrigerante el amoníaco (de origen natural). Esta sustancia al entrar en contacto con el aire se evapora naturalmente, por lo cual no contamina los afluentes y el medio biótico que este cercano.
Entre los beneficios de emplear este tipo de sistemas es la reducción del 80% de productos químicos que el equipo mecánico de acondicionamiento de aire tradicional requiere, por lo que disminuye las emisiones de CO2 en un 50%, así como las facturas de electricidad en un 35%.
¿Qué sucedería si se implementa este sistema en Ecuador? Empecemos identificando las condiciones de una ciudad idónea. Según la estadística anual y multianual del sector eléctrico (2016), publicado por la Agencia de Regulación y Control de la Electricidad (Arconel), el consumo promedio de energía eléctrica por empresa distribuidora en la región costa y parte de la zona oriental equivale a más del 50% del consumo total en el país. Las unidades de negocio CNEL-Guayaquil, E.E. Galápagos y CNEL-Guayas Los Ríos, son las que mayor energía requieren.
Guayaquil es la ciudad más poblada de Ecuador con más de 2`600.000 habitantes, tiene un clima húmedo y muy caluroso durante todo el año, lo que provoca el uso constante de acondicionamiento de aire. Al igual que París, está rodeada por afluentes, en este caso el Río Guayas, de gran caudal y que está conectado con varios esteros, por lo que sus aguas podrían usarse para ser refrigeradas y luego transportadas a las diferentes edificaciones.
Para implementar plantas de estas características se debe tomar en cuenta las actuales normativas tanto del Ministerio del Ambiente como del Municipio de Guayaquil, donde se prohíbe su construcción en zonas con riesgos ambientales, protegidas o no consideradas para esta actividad. Como solución a ello, se podría replicar la experiencia de Medellín y emplear un líquido refrigerante de bajo impacto ambiental, planificando su construcción en zonas alejadas de la urbe.
Bajo estas consideraciones, tomando en cuenta todos los desafíos que conlleva, en Guayaquil se podría adoptar este sistema, para ello el Municipio o la empresa privada deberían gestionar su construcción, posterior a estudios de impacto ambiental y planes de uso eficiente, que consideren estrategias pasivas en el diseño de las edificaciones como acción complementaria, para mejorar el confort térmico de los usuarios y reducir el uso de sistemas de acondicionamiento de aire tradicionales.
Felipe Godoy
Ingeniero Mecánico y Analista Técnico del Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables.