Los dirigentes del fútbol ecuatoriano son “noveleros”. Se mueven -como los hinchas más fanáticos- al vaivén de los resultados.

La tan promocionada “Liga Profesional” que ya tuvo un primer fracaso en el intento, cuando en enero del 2015, Luis Chiriboga les ganó la pulseada y no solamente por lo vivaracho que resultó el exmandamás del fútbol nacional, sino por la inocente inercia de quienes la organizaban.

Reuniones, diseños, asesorías, acuerdos y al final el tema quedó en ¡nada! ¡Sí! ¡En nada!

En un fútbol donde se habla a diario de los “niños con bigote”, de planteles impagos por meses, roles de pagos forjados, dirigentes irresponsables que abandonan los clubes que administran como es el caso de los descendidos a la Serie “B”; estadios cada vez con menos hinchas, contratos de la FEF con instituciones cuestionadas.

A pesar de todo esto, al parecer, solo la desorganización y descontrol  en la selección nacional, fue suficiente para poner de moda la “necesidad de un cambio”.

En las reuniones que se dieron entre los dirigentes de algunos clubes cuando nació la idea de la Liga Profesional, la principal carta de presentación de aquel grupo encabezado por Esteban Paz, fue el dirigente deportivo-periodista-político-radiodifusor Mario Canessa; incluso este personaje guayaquileño fue nominado para hacerle frente al caudillo en la última elección de presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.

Todo terminó cuando antes de dicha elección los derechos de transmisión de la Copa América 2015 fueron cedidos a las radios de propiedad de Canessa expresidente del desaparecido River Ecuador (ahora Guayaquil City) que al final del 2014 obtuvo el ascenso. A Paz y compañía, no les quedó más que presentar a un entusiasta candidato, pero poco experto como el manabita Jaime Estrada. Él mismo describió la situación electoral como “una batalla entre un tigre y un burro amarrado”. Perdieron de forma aplastante y hasta allí llegó “la lucha” de los dirigentes por mejorar nuestro fútbol.

En el fondo, estos adalides, de quienes no dudo que tengan las mejores intenciones por dar un vuelco a la triste realidad, saben que enfrentarse a la estructura de la FEF es un caso perdido en las actuales condiciones.

Mientras el directorio actual tenga el apoyo de las inútiles Asociaciones de Fútbol -cuota política de esta y administraciones anteriores- la guerra por dar un vuelco a nuestra realidad, será cada vez más complicada.

¿Qué garantiza que esta vez será distinto? La aparición del nombre de Michel Deller, principal dirigente del Independiente del Valle, como potencial candidato para hacerle frente a Carlos Villacís es un buen comienzo.

Pero insisto, esta vez sí, ¡pórtense serios! (O) et