Densificación urbana como medida de eficiencia energética
En los últimos 20 años, a nivel mundial, aumentó el interés en la medición de la densificación urbana con el fin de combatir la expansión descontrolada y utilizar de forma intensiva el suelo. Las ciudades son actores claves en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y en la lucha contra el cambio climático porque consumen alrededor del 80% de la producción de energía. Por lo tanto, el tejido urbano, los tipos de construcción, la disposición espacial del uso del suelo y sus densidades, tienen influencia significativa en la demanda de energía por persona, su forma de uso y producción.
La densificación urbana, que implica el aumento de estructuras y personas en espacios habitados, es bastante debatible si se desea lograr entornos urbanos sostenibles y reducir el consumo de energía en las ciudades. Por lo que, una estrategia de planificación integral es esencial para garantizar la sostenibilidad de este tipo de desarrollos que pueden desencadenar graves problemas sociales y ambientales.
En las últimas décadas el análisis de la eficiencia energética se ha centrado en el funcionamiento del edificio y no en su interacción con el sistema urbano. Varios estudios enfatizan la importancia de considerar estos análisis a nivel de vecindario y ciudad con especial atención en los patrones urbanos, dinámica de actividades, movilidad, espacios verdes; así como, al uso de estrategias pasivas en la construcción de las nuevas edificaciones para impulsar un modelo de ciudad totalmente sostenible, energéticamente eficiente y con bajas emisiones de GEI.
Las ciudades, en su gran mayoría, han crecido de manera desordenada por la falta de políticas públicas enfocadas a la planificación territorial. En Ecuador también ha sucedido de esta manera, siendo indiscutible la densificación en las grandes ciudades. Quito, por ejemplo, se caracteriza por su orografía, por la cual su crecimiento urbano es longitudinal (norte - sur) y evidencia grandes asentamientos urbanos al este o valles. Por otra parte, al oeste de la ciudad no se evidencian grandes asentamientos porque en su mayoría son zonas protegidas, que cuentan con un sistema montañoso escarpado que dificulta el desarrollo urbano.
Si miramos la dinámica de esta ciudad se puede notar que tanto el norte, sur y este cuentan con una conexión vial hacia el hipercentro, donde se desarrolla la mayoría de actividades comerciales, financieras y administrativas, por lo que se evidencia una densificación horizontal y vertical, dejando a los extremos de la ciudad, en su mayoría, como zonas residenciales e industriales.
Analizando desde el punto de vista de movilidad, la densidad del desarrollo urbano afecta el sistema de transporte, lo que influye en el consumo de energía y la generación de emisiones de CO2. Por este hecho, en Quito se han propuesto medidas, como la implementación de un sistema de transporte masivo de pasajeros o metro, con el cual se busca mejorar el sistema de transporte y disminuirel consumo de energía;además, al tener este tipo de sistemas se mejorará los servicios de transporte público en general y se densifican las áreas que estén cercanas a las líneas del metro y sus paradas, con lo cual se reduciría viajes yse aprovecharíanlos servicios disponibles cercanos.
Lo ideal sería que una ciudad compacta, de alta densidad,reduzca directamente los viajes en vehículos privados en favor de un transporte público limpio y eficiente. Tener un ambiente menos contaminado y ruidosoen los entornos urbanos influye en la decisión de cambiarse de una oficina o vivienda, hacia otro sector. En particular, los procesos de densificación ahora se implementan especialmente dentro de las áreas ya construidas, bajo la forma de incentivos volumétricos, como un medio para alentar y financiar renovaciones de edificios, con especial atención a los objetivos de ahorro de energía. Aumentar la densidad de la ciudad es, por lo tanto, una oportunidad multipropósito, pero también un desafío para abordar los problemas urbanos mencionados y para lograr ciudades energéticamente eficientes, porque la densificación también podría generar efectos negativos sobre la calidad ambiental urbana y la habitabilidad, que deben ser identificados y evitados.
Ahora, ¿para qué y para quién se densifica la ciudad?, si bien es cierto que se puede considerar la densificación como una medida para aportar con la eficiencia energética,hay quienes lo ven como un mercado que favorece la acumulación de capital, a través del desarrollo de grandes edificaciones en las zonas centrales de la ciudad. La idea es construir más edificaciones con mejores rendimientos energéticos, estructurales, entre otros. Por su ubicación central, estas edificaciones se benefician de los sistemas de transporte y servicios públicos, lo cual encarece su adquisición y obliga a la población a alejarse del centro, hacia zonas periféricas de la urbe.
Concluyendo, la densidad urbana es una condición necesaria que debería combinarse con otros elementos, como las mejoras en el transporte público, el ordenamiento territorial, entre otras medidas, a fin de garantizar entornos urbanos eficientes y habitables. La necesidad radica en generar políticas claras con el fin de no comprometer la calidad de vida; además, proponer la expansión urbana controlada y los asentamientos de un solo uso, según el potencial del suelo, para así poder concebir ciudades compactas pero bajo un modelo sostenible. (O)