¿Cuánto debemos exigir al Gobierno?
¿Podemos exigir al Gobierno -que carece de una estructura política definida- alcanzar resultados importantes en el manejo económico?
El alza de los precios de los combustibles apenas se direcciona a corregir en parte el enorme déficit fiscal; no obstante, el problema de la economía no solo es fiscal ni coyuntural.
Tiene que ver con factores como su estructura productiva mayoritariamente primaria; su composición empresarial, en donde la micro y pequeña empresa (98% del total de empresas) son incapaces de alcanzar niveles de competitividad y de inversión en tecnología (77% están en comercio y servicios), constituyéndose en refugio de la informalidad laboral; su ineficiente entorno institucional y normativo, reflejado en altos costos transaccionales (energía, tramitología, innumerables reformas tributarias, legislación laboral); su capital humano poco preparado para el entorno mundial, entre los principales. En este complejísimo entorno ¿podemos exigir al Gobierno resultados y cambios importantes?
Debemos darnos por satisfechos si se logra un déficit fiscal manejable, lo cual implica reducir el tamaño del Estado y tomar unas pocas decisiones selectivas que restringen el estímulo de inversión. Tal es el desastre de 10 años de manejo ineficiente y corrupto del correísmo que no hay espacio para exigir más. En lo político es crucial que se inicie un proceso de diálogo para que el próximo presidente proponga reformas a nivel constitucional y de leyes orgánicas que encaminen al país por un sendero de desarrollo sostenido, bajo un concepto de estímulo y no de control.
Cualquier esfuerzo en promoción de inversiones, estímulos fiscales y tributarios, acuerdos comerciales, no tendrán impactos si no se cuenta con un marco laboral flexible que garantice la protección social, condición imprescindible que exige la ciencia económica no solo por mantener el régimen de dolarización, sino también por sintonizar con la dinámica y las condiciones del entorno global. (O)