Las reformas laborales enfocadas a dar mayor flexibilidad al mercado laboral son urgentes y necesarias, pero están lejos de ser la solución al problema más grave que ha tenido y tiene el país desde varias décadas: la descomunal cantidad de población que vive en precariedad laboral, más allá de los conceptos de empleo adecuado, inadecuado o subempleo y que ahora supera a más de cinco millones de ecuatorianos equivalente al 60% de la PEA y que la devastación económica y social del correísmo contribuyó a agudizar.

Es un hecho que los altos grados de informalidad laboral van acompañados de extendidos períodos de bajo crecimiento con repercusiones socioeconómicas a nivel micro y macro. Sus factores determinantes: el bajo nivel educativo, la escasa profundidad financiera y la heterogeneidad estructural del aparato productivo, entre otros, se interconectan y refuerzan, limitando la inclusión social y laboral. Sus impactos son demoledores pues socavan las instituciones, congestionan los servicios públicos, fomentan la corrupción, elevan los costos de protección social y refuerzan la baja competitividad de las micro y pequeñas empresas.

Según datos del INEC, el 90% de las empresas en el país son microempresas, tienen un promedio de dos empleados afiliados, sobre el 75% de estas empresas se dedican al comercio y servicios y su remuneración media mensual está en torno al salario mínimo vital. En este escenario, ¿cuál puede ser el impacto de la flexibilización laboral? Posibles beneficiarios serán las grandes y medianas empresas y en pocas ciudades. Las reformas tendrán bajo impacto sino se complementan con políticas productivas y empresariales que modifiquen su estructura. La micro y pequeña empresa deben dar un salto cualitativo para absorber esta precariedad laboral y dejar de ser su refugio. Es imprescindible reforzar la intermediación laboral, la capacitación y formación media; así como, la generación de tecnología propia con participación de la Academia.

Si existen cambios en el nivel y composición productiva se lograrán cambios en el nivel y composición del empleo. (O)