En la actualidad el uso de paneles fotovoltaicos para transformar la energía que proviene del sol en electricidad ha ganado popularidad en los mercados internacional y nacional. Esto se debe a que su desarrollo permite abaratar los costos de producción y aumentar su eficiencia, además de tener importantes aplicaciones en la generación distribuida, hogares, aeronaves no tripuladas, automóviles eléctricos, barcos, entre otros.

Los paneles fotovoltaicos convencionales se componen de láminas de silicio delgadas que son rígidas y difíciles de doblar permiten el traspaso de electrones entre semiconductores, transformando de esta forma la energía que proviene del sol en electricidad. La eficiencia de estos paneles puede superar el 20% en sistemas de alto desarrollo.

Uno de los retos en investigación para el desarrollo de paneles fotovoltaicos es el estudio de materiales para su construcción. Al momento ya se lograron reemplazar los semiconductores de silicio o germanio comunes en los paneles fotovoltaicos por compuestos orgánicos-inorgánicos, denominados celdas solares Perovskita en honor al científico ruso que las desarrolló.

Este tipo de celdas solares son flexibles y en algunos casos han superado la eficiencia de los paneles convencionales; esto abrió una gama de aplicaciones, como su uso para actividades recreativas, por ejemplo el camping, donde los paneles son livianos y se adaptan a las formas de cualquier superficie. Los aviones no tripulados y drones utilizan muchas veces este tipo de celdas para cubrir la superficie del fuselaje, lo que permite alimentar de energía eléctrica la aeronave.

Una desventaja de las celdas solares orgánicas es su tiempo de vida, dado que estas se degradan más rápido que las convencionales. Se puede decir que en un futuro no muy lejano este tipo de celdas tendrán mayor aplicabilidad, dado que los avances en ciencia de materiales y la bioingeniería en los últimos años ha sido fundamental para su desarrollo.

El uso de esta tecnología permitirá aprovechar de mejor manera el recurso solar de nuestro planeta, favoreciendo a la construcción de sistemas fotovoltaicos amigables con el ambiente y reemplazando materiales inorgánicos por materiales que se puedan degradar fácilmente, una vez que hayan cumplido su ciclo de vida. (O)