Punto de vista
Benigno Malo y el federalismo
Varios fueron los personajes que reflexionaron sobre el sistema político ecuatoriano en el siglo XIX y muchos lo hicieron desde una visión regional, pues el Ecuador -al igual que el resto de los países latinoamericanos- nació como la suma de sus regiones, lo que no garantizó su articulación al proyecto de Estado-nación.
Frente a la imposición de un sistema político unitario y centralista, muchos tomaron distancia del modelo y propusieron nuevas formas de pensar y estructurar la nación. Uno de ellos fue el escritor y jurisconsulto cuencano Benigno Malo Valdivieso (1807-1870), quien en 1856 publicó, en el periódico “La República” de Cuenca y bajo el seudónimo de “George Washington”, una serie de artículos sobre el federalismo.
Estos escritos son verdaderos alegatos a favor del sistema federal, en el que Malo creía como instrumento para contrarrestar el caudillismo, fenómeno que caracterizó a nuestro primer siglo de vida republicana. En esos textos, Benigno Malo compara a la Nueva Granada (república federal) con Ecuador y Perú (repúblicas unitarias) y demuestra la estabilidad del régimen presidencial en el país del norte, frente a la situación peruana y ecuatoriana donde los presidentes eran frecuentemente depuestos, perseguidos y exiliados.
Frente a esta situación caótica, Malo propuso, en primer lugar, una mayor participación y acción político-administrativa de los poderes locales, bajo los siguientes argumentos: “Solo a la sombra del principio federal puede crecer y desarrollarse las formas republicanas y democráticas, porque el poder central en disolución, digámoslo así, se precipita a los fondos más bajos de la sociedad. Allí el municipio, el cantón o el condado, la parroquia, administra la cosa pública, legisla, gobierna con tanto más interés, cuanto conoce mejor todas las necesidades locales”.
El estadista cuencano atribuyó a la centralización, el paulatino deterioro de la gobernabilidad, en un país fragmentado como el Ecuador. Sostuvo que bajo la forma unitaria se favorece el despotismo, porque “la parte de la sociedad que tiene el poder público, sacrifica a la parte desarmada”. Bajo el federalismo, en cambio, se neutraliza el caudillismo y los impulsos autocráticos, fomentándose una mayor participación democrática de los distintos grupos regionales de la nación confederada.
El criterio de Benigno Malo representa, en su época, la posición de los liberales de Cuenca frente a la coyuntura de la crisis del militarismo nacionalista de los presidentes José María Urvina y Francisco Robles. Pero esto no constituye necesariamente una tesis regional: ya antes de 1830, el conservador cuencano fray Vicente Solano había rechazado el federalismo, por considerarlo “el mayor mal que puede sobrevenir sobre nuestra patria”, visión que respondía más a los intereses del clero que a las expectativas del sector terrateniente cuencano, pues, cuando Cuenca y su región experimentaron una acentuada crisis económica expresada en el descenso de los costos por exportación de la cascarilla, las élites azuayas promovieron la tesis federal.
El abandono del poder central fue una situación prácticamente insoportable para las regiones periféricas del país. Loja, subregión del austro ecuatoriano, dependiente económicamente de Cuenca y del Perú, vivió, entre 1859 y 1861, un ensayo de gobierno centrífugo poco conocido y estudiado por los historiadores: la Provincia Federal de Loja, bajo la conducción de Manuel Carrión Pinzano, quien recogió el pensamiento federalista de Malo y lo puso en práctica.
En una corta etapa de 1 año y 4 meses, Loja demostró que el federalismo era una vía posible para favorecer el desarrollo de los pueblos, sin el peso del centralismo absorbente. Como pensaba Malo, el bienestar de la sociedad civil radicaba en la posibilidad que tenía cada provincia de resolver sus propios asuntos, con mayor dedicación, agilidad y eficiencia: “Dejad que Imbabura se ocupe de abrir su camino del Pailón, León el de Quevedo, Cuenca el de Naranjal y Jubones, y Loja el de Santa Rosa; y veréis si esas obras utilísimas no se realizan en pocos años. Si esperáis que el Gobierno general las ejecute, no lo hará jamás”.
Sin embargo, la invasión peruana de Ramón Castilla y una profunda crisis política que casi disuelve al Ecuador, postergaron la idea federalista y se regresó al sistema unitario, esta vez, con mayor sentido de articulación nacional, bajo el liderazgo de Gabriel García Moreno. (O)