El acuerdo de paz ayudó al desarrollo
El tratado de paz entre Ecuador y Perú, firmado el 26 de octubre de 1998, fue positivo porque impulsó el desarrollo de los pueblos y porque superó los problemas en la frontera común.
Los inconvenientes, que son muchos, afectaron a generaciones, porque, en algunos casos, nos sentíamos perdedores y ultrajados. Las nuevas generaciones ya no sufren eso.
Una vez superados, la asignatura pendiente a 20 años de la paz ocupa otro campo: la integración. En los últimos años, con bastante pena y preocupación, los espacios como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) fracasaron.
Una muy mala noticia para la región. Eso demuestra que por más de 200 años los países latinoamericanos no lograron tener acuerdos concretos. Eso a nivel político, pero a nivel económico hay muchos retos y trabajo de por medio.
Ecuador y Perú deben desarrollar la integración no solo para temas “románticos”, sino por aspectos pragmáticos como los comerciales.
Si no hacemos conciencia de que somos un país pequeño, que no puede negociar solo frente a las grandes potencias, si no hay conciencia de eso, no se puede caminar.
Ambos gobiernos en esta nueva cita deben establecer una hoja de ruta conjunta para acciones estratégicas y de mutuo interés. A nivel productivo deberíamos tratar de ser más complementarios y apoyarnos para hacer ofertas conjuntas, por ejemplo, promover mucho más la producción de cacao.
Debemos acercarnos conjuntamente -como mercado común- con los países europeos y asiáticos. La Alianza del Pacífico es una asociación comercial, que meramente no es una integración como Unasur o la Comunidad Andina de Naciones (CAN), más bien se vincula en negociar con mercados comunes, con países lejanos, principalmente.
Esta alianza obligatoriamente debe estar en la agenda binacional que se desarrolla en Quito. Es un acierto del presidente Lenín Moreno solicitar la afiliación del Ecuador. Esperamos un beneplácito.
Cabe destacar que el desarrollo económico y la acción política del mundo se han movido al eje del Pacífico. Si estamos afuera, seguiremos resquebrajándonos.
Por lo tanto, debemos trabajar más agresivamente. Conversar no solo con Perú, sino con Colombia para concretar negociaciones más exitosas con los países del Este.
Otra asignatura pendiente en estos años de relaciones es la cooperación académica, a través del intercambio universitario. El ofrecimiento de becas a los estudiantes promoverá la movilidad y abrirá posibilidades de nuevos negocios y de estrechar mucho más las relaciones.
La paz fue necesaria y beneficiosa, pero debemos conocer cuáles son nuestros límites para el desarrollo. (O)
Richard Salazar
Experto en Política Internacional