Punto de vista
A prepararse para la próxima crisis
La situación económica mundial es, aparentemente, bastante buena. Los líderes del G-20 no parecen preocupados, el mercado bursátil estadounidense continúa alcanzando nuevos máximos históricos, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, declaró que la economía es sólida y hay un fuerte crecimiento del empleo, y en el primer semestre de este año repuntaron los flujos de capital extranjero hacia las economías emergentes, revirtiéndose la tendencia de los últimos años.
Sin embargo, la economía mundial está en problemas. Martin Wolf, editor jefe del Financial Times, describió así la situación: ”En los países de altos ingresos permitimos que el sistema financiero desestabilizara nuestras economías. Luego nos negamos a utilizar estímulos fiscales y monetarios con la suficiente fuerza como para emerger rápidamente del malestar económico posterior a la crisis. Ahora, a medida que las economías se recuperan, nos enfrentamos a nuevos desafíos: evitar la explosión de la economía mundial, garantizando a la vez un crecimiento ampliamente compartido y sostenible. Por desgracia, parece probable que fracasemos ante estos desafíos”.
Yilmaz Akyüz, economista jefe del Centro Sur, realizó un amplio análisis de la situación económica mundial: EE.UU. y Europa han manejado mal la crisis de 2008, con políticas que tuvieron efectos muy adversos en la mayoría de los países en desarrollo. Si estos no sufrieron daños mayores se debió a ciertas condiciones que ya no existen.
Varias economías emergentes se han visto afectadas por las políticas equivocadas de respuesta a la crisis de EE.UU. y Europa. “Hay dos deficiencias importantes: la renuencia a eliminar el exceso de deuda a través de la reestructuración ordenada y la ortodoxia fiscal”, dice Akyüz. “Esto dio lugar a una dependencia excesiva de la política monetaria, incluyendo tasas de interés cero y hasta negativas, y una rápida expansión de liquidez a través de grandes adquisiciones de bonos. Estas políticas no solo no lograron una rápida recuperación, sino que agravaron la brecha de la demanda global al ampliar la desigualdad y la fragilidad financiera produciendo una acumulación masiva de deuda y burbujas especulativas. También han generado fuertes efectos deflacionarios y desestabilizadores para las economías en desarrollo”.
Cuando ocurra una nueva crisis, los países en desarrollo se verán más afectados que en 2008 debido a 3 factores. Primero, muchos países acentuaron su integración con el sistema financiero internacional, dando lugar a nuevas vulnerabilidades y una alta exposición a los choques externos. Segundo, el saldo de la balanza por cuenta corriente y la posición neta de activos externos de muchos de ellos se han deteriorado. Finalmente, sus opciones de política económica para responder a los acontecimientos adversos del exterior se han limitado.
Las causas subyacentes de la crisis que comenzó en 2008 son conocidas. Lo que se desconoce es el evento específico que desencadenará una nueva fase de la misma. (O)