Cedatos no ha podido negar que es la encuestadora de la campaña de Guillermo Lasso. Aduce que se debe a varios clientes. Sí, pero el principal es CREO-SUMA. Y a partir de ahí construye sus mensajes y también sus interpretaciones.     

Esta empresa dirá que todo lo que produce es un trabajo técnico, matemático o estadístico, pero nadie duda de que hasta eso podría interpretarse de muchos modos, no solo por los resultados sino por el momento en que lo hace.

Ahora inició su trabajo al servicio de su mayor cliente, generando la cifra favorable a Guillermo Lasso y de eso se hicieron eco (sospechosamente) periódicos como La Hora, en su portada del fin de semana. Con ese dato, supuestamente, está consolidada una idea: en la segunda vuelta ya hay un ganador, a más de un mes de los comicios. Si ocurriese lo contrario, entonces, se justificaría el fraude del que vienen hablando  los principales dirigentes de CREO.

¿Tenemos por delante una disputa de cifras y de percepciones? ¿Una batalla entre quienes ponen las cifras a favor de un candidato y la realidad? ¿Volveremos a sentir el peso del aparato mediático comercial imponiendo voceros y mensajes para garantizar un imaginario distinto al que la ciudadanía expresa en las urnas?

El Consejo Nacional Electoral tiene un papel decisivo en esto. Ya vimos qué pasó con Market: hizo de todo para favorecer a su cliente principal (el PSC) y tras notarizar su encuesta queda claro que no hizo bien su trabajo ni el resultado se corresponde con la realidad.

Es cierto que las encuestas son un material complejo, difícil y hasta polémico, pero habrá que discutir hasta dónde constituyen un factor real de influencia en el electorado.

Lo de fondo es cómo trabaja la prensa comercial con estos datos. Y los analistas cómo construyen sus reflexiones desde esos datos.  

Si algún debate debe haber en el país es sobre el rol de las encuestadoras, a veces como deliberantes en las posturas de los actores políticos. Por absoluta responsabilidad el tema no queda de lado en esta etapa. (O)