Ojo al medio
¿La disputa es por el 2017?
Es muy sintomático que Antonio Ricaurte desaparezca de la disputa electoral de Quito. Y también lo es que Mauricio Rodas no ‘abandone’ su discurso de las elecciones presidenciales de 2013. No es extraño ni significa que haya cambiado su estrategia. Todo lo contrario: las mediciones que hacen sus asesores nacionales y extranjeros invocan a un trabajo a más largo plazo.
Ricaurte dijo varias veces que no desentona con el proyecto político de PAIS, sí de Augusto Barrera. Y eso le costó la candidatura a la alcaldía capitalina. Rodas ha tomado distancia de esa postura de diversas formas y es evidente que el equipo asesor dosifica sus palabras para no sintonizar con el pensamiento de Ricaurte.
El rol de actores políticos y los movimientos sociales de la capital salta a la vista.
Incluso, cuando un radiodifusor le pregunta si ya tiene equipo de trabajo, Rodas no responde y con sus clásicas evasivas revela que llegó a la lucha por la alcaldía empujado por un proyecto de otra naturaleza y ahora ‘improvisa’ algunas respuestas sobre varios temas. ¿Antonio Ricaurte no era su interlocutor ‘municipal’? ¿Por qué ahora no aparece con él en los momentos donde más peso podría tener la imagen de un equipo, un movimiento o un partido político?
Es que no hay ni movimiento, ni partido ni equipo. Esa es la verdad.
Por eso no hay debate ni reflexión mediática sobre el tipo de ciudad que quiere la derecha ecuatoriana, que ahora ha puesto todo para jugarse por la ‘plaza correísta por excelencia’.
Todo el aparato económico y mediático que está detrás de Rodas (incluidos esos sectores afectados por la recuperación del espacio público en los bulevares de las grandes avenidas de Quito) sabe que con la llegada de su candidato podrá también recuperar algunas de esas ventajas comerciales que solo se sostenían con alcaldes socialdemócratas y socialcristianos. ¿O ya nos hemos olvidado de todas las ordenanzas aprobadas para garantizar proyectos ‘inmobiliarios’ y mercantiles que han enriquecido a unos pocos ‘quiteños’?
Lo que además salta a la vista en estas elecciones es el rol que juegan actores políticos y los movimientos sociales de la capital. ¿La izquierda plurinacional va a votar contra Barrera? ¿Lo hará por estar en contra de Correa y pensando que con Rodas va a tener espacio para el ‘consenso’ y la pluralidad? ¿Ese coqueteo de Rodas con algunos de los postulados de la izquierda plurinacional le permitirá tener una base de apoyo temporal, para luego hacer lo mismo que Moncayo y Mahuad con todos esos grupos?
Al parecer, la disputa política de fondo está ocurriendo por el arribo (millonario y subterráneo) de un proyecto económico-financiero y mediático. Si no, ¿cómo se entiende el ‘resurgimiento’ de Blasco Peñaherrera Solah en la escena política desde la Cámara de Comercio de Quito?