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Tuvo un paso fugaz por la equitación

Francesca, disciplina y motivación

Francesca Lilliegren durante una de una de sus prácticas en el Anexo del Guayaquil Tenis Club (Samborondón). Foto: José Morán / El Telégrafo
Francesca Lilliegren durante una de una de sus prácticas en el Anexo del Guayaquil Tenis Club (Samborondón). Foto: José Morán / El Telégrafo
09 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Fanático

Con apenas 14 años, la tenista guayaquileña Francesca Lilliegren -campeona nacional de su categoría- se destaca entre sus rivales, no solo por su juego, sino por su fuerte carácter para sacar adelante encuentros complicados.     

Es por eso que cada golpe que le da a la pelota lo ejecuta con tanta fuerza que impresiona a todo aquel que la observa. Para Francesca,  practicar tenis le hace olvidar los problemas y la relaja, es por eso que le dedica más de cinco horas al día para perfeccionarlo, entre los trabajos físicos y técnicos.  

No le gusta perder ni en los entrenamientos, así lo asegura su entrenador, Raúl Viver (capitán del equipo ecuatoriano de Copa Davis), que destaca la potencia de Francesca al momento de jugar. Aunque considera que debe trabajar más en su movilidad y en su físico. “Tiene una derecha que hace mucho daño, para su edad, muy agresiva”.   

La pasión de Francesca por el tenis la recibió de su padre, John Paul Lilliegren. “La perseverancia de mi hija, además de haberla heredado de su madre, viene por mi bisabuela, Matilde Hidalgo de Procel, reconocida en Ecuador por ser la primera mujer que votó en Latinoamérica en unas elecciones presidenciales”.  

Antes de practicar el tenis, tuvo un paso fugaz por la equitación, disciplina en la que estuvo involucrada durante un año por influencia de una de sus mejores amigas. Se enfocó con mucha responsabilidad y participó de algunos eventos nacionales. Pero un día llegó el impulso de dejar la equitación por el tenis.

Su padre recuerda ese acontecimiento con mucha emoción. “Fue una decisión propia, de un día para otro. Me dijo: “Papá, ya no quiero montar caballos, quiero empezar a jugar tenis”. “Y yo por dentro, feliz”, rememora.  

Francesca no fue la primera de la familia en practicar el tenis. Su padre lo hizo y luego su hermano mayor, Jean Paul, que posteriormente lo dejó y se dedicó a otros deportes.

Inmediatamente Francesca ingresó a la escuela de tenis de ‘Lucho’ Ferretti, quien ha sido el semillero de los tenistas en la ciudad; ahí también estuvo su hermano. Fue él (Ferretti) quien observó la facilidad que tuvo Francesca para aprender la técnica del tenis y la  ‘cabeza’ (inteligencia), aspectos vitales para esta triunfar en esta disciplina.

Desde temprana edad, Francesca demostró grandes rasgos de responsabilidad, disciplina, compromiso, entrega en todas sus actividades, en su casa y en la escuela. Estas cualidades hoy en día las pone en práctica cada vez que participa en un torneo, no solo para enfrentar a sus rivales, sino también para atender  otros asuntos relacionados a su vida:estudios, familia y amigos.

Una de sus principales armas cuando está en competencia es la automotivación, coinciden su padre y su entrenador. En cada práctica se da fuerzas, se concentra con la intención de superar a sus rivales. Escucha música, como una especie de terapia que le ayuda a concentrarse antes de los encuentros.

Su padre recuerda un partido que Francesca disputaba en Guayaquil y cuando todos pensaban que lo iba a perder -estaba 5-0 en el último set- lo sacó adelante y ganó.

El primer torneo oficial de Francesca fue a los 10 años. Su rival fue Mikaela Johnson, considerada en ese momento como la mejor jugadora de la edad. Para sorpresa de todos, el duelo fue intenso y de ida y vuelta. Aunque luego Johnson superó a Lilliegren, la experiencia en su debut superó expectativas.

Después de esa ocasión su presencia en torneos nacionales e internacionales ha sido constante, aunque
-paradójicamente- le ha sido difícil ganar títulos en su ciudad natal. Tiene un mejor desempeño en la Sierra y ha ganado finales a tenistas de esta región.

A pesar de que el tenis es su pasión, los estudios son fundamentales en su vida. Cuando viaja  se comunica con sus compañeras del colegio Alemán Humboldt, vía WhatsApp y les pide que les envíen los deberes por foto para no atrasarse. A pesar de ser una tenista destacada, en su colegio no hay favoritismos, eso le obliga a duplicar esfuerzos para mantener buenas calificaciones.  

Disfruta de su familia, de sus amigos y es muy protectora de su hermano menor, Sebastián, a quien cuida en todo momento.

Aunque es muy joven tiene sueños importantes dentro del deporte: ubicarse en el top ten mundial del tenis femenino y disputar los torneos ‘grandes’. Pero por ahora solo desea disfrutar de su pasión: el tenis. (I)

Datos

Por un año practicó equitación por influencia de una de sus amigas. Luego, por su propia decisión, dejó de lado los caballos y  retomó la disciplina del tenis.

Tiene dos hermanos, el mayor es Jean Paul, que en su momento también practicó el tenis, y el menor es Sebastián, al que cuida en todo momento. Sus padres son John Paul Lilliegren y Ana María Iturralde.

Estudia en el colegio Alemán Humboldt y está a un año de ingresar al bachillerato. El apoyo de sus compañeros es fundamental para mantener las buenas notas, a pesar de que tiene que faltar a clases por los viajes.

Viajó a Cuenca para participar en el III Campeonato Nacional Absoluto de 14 y 18 años. Hoy -al mediodía- se disputarán las finales de este torneo en todas las categorías en singles y dobles.

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