¿Sabía usted que la salsa de tomate se vendía como medicina?
Lo que hoy se conoce como salsa de tomate no fue creado con la finalidad de servir como un aderezo para la comida rápida. Se creó en el siglo XVII en China, y estaba hecha con pescado mezclado con especias. En 1837, Archibald Miles empezó a empler el término “kétchup” como supuesta medicina. Su discurso hacia sus consumidores era que esta salsa era saludable y aseguraba que curaba cualquier tipo de enfermedad desde la calvicie hasta el pie de atleta.
No obstante al no poder ser visibilizadas estas "propiedades curativas’’ se mantuvo en el mercado como aderezo. El kétchup con tomate apareció en el siglo XIX. Antes de eso, en Inglaterra y sus colonias, se creía que el tomate era venenoso. El primer kétchup de tomate fue creado por Sandy Addison en 1801, pero no se comercializó hasta 1822, cuando William Underwood, en Boston, lo incluyó en su oferta de condimentos.
Su reaparición como medicina fue en 1998, cuando F.J Heinz comenzó a remarcar las propiedades antioxidantes de la salsa de tomate. La marca centró su argumento en el licopeno (antioxidante que protege las células del daño).
Antes de convertirse en la popular salsa que es hoy en día, el kétchup se utilizó y vendió de distintas maneras. Durante varios años se trató de convencer al público de que este condimento era una medicina válida para curar cualquier tipo de enfermedad pero no tenía ningún respaldo científico que lo valide.
En el pasado se llevaron a cabo campañas que promovían el kétchup como un remedio para reducir el colesterol y prevenir enfermedades como el cáncer de próstata. Heinz, uno de los principales productores, financió estudios universitarios sobre los beneficios del licopeno, un pigmento presente en los tomates, y publicó libros de recetas que incluían kétchup en postres.
Sin embargo, la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos prohibió tales campañas. No existieron pruebas evidentes científicas que respalden dichas afirmaciones .La FDA también aclaró que el kétchup no necesariamente contiene tomates naturales, sino que puede ser elaborado con el líquido residual de la preparación de tomates enlatados o con concentrado de tomate y limón.
A pesar de los intentos de promover la salsa de tomate como un producto medicinal y natural, debido a la falta de veracidad en cuanto a los argumentos curativos estas campañas no tuvieron éxito y atrajeron la atención regulatoria. La historia del kétchup refleja tanto su evolución como las estrategias de marketing empleadas para resaltar sus supuestos beneficios para la salud.
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