La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser solo una herramienta tecnológica y es parte de las actividades de las personas, incluidas sus relaciones de pareja. La popularidad de los chatbots de inteligencia artificial generativa, como Meta AI, ChatGPT y Character.ai, ha crecido exponencialmente, acumulando millones de usuarios que utilizan esta tecnología de formas sorprendentes y diversas.

Existen personas que buscan una conexión afectiva e incluso una especie de “enamoramiento”. Esta tendencia ha generado preocupación entre expertos en psicología y sociología, quienes advierten que estos vínculos emocionales con la IA son falsos y pueden resultar en efectos perjudiciales para la salud emocional de los usuarios.

Sherry Turkle, socióloga y psicóloga del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), ha estudiado estas relaciones“artificiales” y ha acuñado el término “intimidad artificial” para describir la conexión que algunas personas sienten con los chatbots. Según Turkle, estas interacciones carecen de elementos esenciales para las relaciones humanas genuinas. En una entrevista para el podcast de TED Radio Hour, Turkle explicó que la empatía real proviene de la capacidad de experimentar y compartir emociones de manera genuina, algo que la inteligencia artificial no puede hacer.

Aunque los chatbots pueden responder de manera que parezca comprensiva, en realidad no son capaces de experimentar sentimientos o preocuparse por los usuarios. La inteligencia artificial no posee emociones ni intereses propios; su aparente empatía es solo una construcción basada en patrones de datos y algoritmos.

No obstante, la percepción de compañía y comprensión que los chatbots ofrecen es poderosa. Un hombre, confesó haber “traicionado” a su esposa por sentirse más comprendido y valorado con una novia ficticia creada  con IA.

La IA y el enamoramiento cobraron una vida

Sewell Setzer, un adolescente de 14 años,  se quitó la vida el pasado 28 de febrero de 2024. Según sus familiares el joven mantenía una relación con una novia ficticia, basaba su personalidad en Daenerys Targaryen, un personaje de Juego de Tronos.

Las conversaciones que Sewell mantenía con su novia de IA eran casuales, cotidianas  y profundas, al punto que generaron apego y obsesión del adolescente con la aplicación. Al ser su único confidente, la IA era la única que sabía acerca de las tendencias suicidas del joven.

Esta situación ha generado un nuevo debate sobre la inteligencia artificial sobretodo para  niños y jóvenes.

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— El Telégrafo Ecuador (@el_telegrafo) October 25, 2024