Después de dos años de disputa legal, Disney ganó la demanda de plagio presentada por Buck Woodall, quien alegaba que la película Moana estaba basada en su historia Bucky the Surfer Boy.

Un jurado federal en Los Ángeles falló a favor de Disney y determinó que no hubo plagio, ya que los creadores de Moana nunca tuvieron acceso al guion ni los esquemas de Woodall.

La corte estableció que la historia de Moana fue el resultado de la creatividad, investigación y viajes de sus creadores, a pesar de que ambas historias comparten elementos de la tradición polinesia.

El caso surgió en 2020, cuando Woodall presentó su demanda alegando que Disney había plagiado su obra, que trata sobre un joven en Hawái que se embarca en una aventura para salvar las islas a través de viajes en el tiempo y encuentros con semidioses.

A pesar de que las historias muestran algunas similitudes, como un protagonista adolescente que desobedece a sus padres y un viaje por el mar para salvar una isla, el jurado concluyó que estos elementos son parte de la literatura común y no están protegidos por derechos de autor.

Además, se comprobó que Woodall nunca presentó su historia directamente a Disney.

En lugar de eso, se había intentado compartir su obra con una mujer que trabajaba para una empresa asociada a Disney, pero la propuesta fue rechazada, ya que Disney no aceptaba proyectos externos.

Aunque las similitudes entre ambas historias existen, el fallo judicial estableció que se deben a las creencias y tradiciones polinesias, las cuales son parte del dominio público.

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