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Sid Bernstein, el ‘papá’ de los promotores musicales
Febrero de 1964. Liverpool y toda Inglaterra estaba rendida a los pies de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, a través de las decenas de titulares en los diarios británicos.
Y aquellas publicaciones cruzaron el Viejo Continente y llegaron hacia Nueva York donde residía un entonces cuarentón promotor llamado Sid Bernstein, quien había combatido en la II Guerra Mundial.
“Tuve una corazonada. Aquella vez hice trato con Brian Epstein, mánager de los Beatles, con una llamada telefónica. Nunca hubo un acuerdo escrito con él. Todo fue de palabra”, recordaba un anciano Bernstein en múltiples entrevistas, entre ellas al portal classicbands.com, antes de morir el pasado 21 de agosto a los 95 años.
A Bernstein casi no le gustaba alejarse de su natal Nueva York, pese a sus funciones como empresario de espectáculos, porque para la década del 60 ya había procreado a seis hijos en cuestión de nueve años con su esposa Geraldine. En total tuvieron siete vástagos.
Bernstein es considerado como el responsable de la “invasión británica” en Estados Unidos cuando contactó a Epstein, quien trajo a los Beatles el 7 de febrero de hace 49 años. Ellos habían aterrizado en el aeropuerto John F. Kennedy, en honor al carismático presidente que había sido asesinado meses antes.
Dos días después ‘Los fabulosos de Liverpool’ ensayaron frente a las cámaras por la mañana en el estudio 50 de la cadena CBS donde grabaron en The Ed Sullivan Show durante la tarde que fue transmitido el 23 de ese mes. En esa práctica no estuvo Harrison porque llegó enfermo de la garganta a Estados Unidos y fue sustituido durante los ensayos por el guitarrista suplente, Neil Aspinall.
Ese fue uno de los tantos recuerdos de Bernstein, muchos de ellos contados en el libro ‘It’s Sid Bernstein Calling’.
El considerado ‘padre de los promotores’ no solo llevó a los Beatles al show, que fue visto por 728 personas en el set y casi 74 millones de televidentes en Estados Unidos, pues el cuarteto británico entró a la historia al tocar en el Carnegie Hall y en el Shea Stadium, el 15 de agosto del año siguiente.
“Los traje basándome en lo que había leído acerca de ellos y por lo que lograban en Liverpool. Me dije a mí mismo, ‘el idioma es el mismo. Voy a tener una gran oportunidad con ellos’ y lo hice. Valió la pena. Estaba interesado en los resultados de taquilla que ellos (los Beatles) recibían por sus tocadas.
Pensé que eso podía ocurrir aquí (en Estados Unidos) y conseguí el número de Brian (Epstein), quien aún vivía con su madre en una encantadora casa de Liverpool, que alguna vez visité con uno de mis hijos y que me permitió entablar una amistad con Clive (hermano de Epstein)”, rememoraba el también responsable de la visita a Norte América de los Rolling Stones, otra de las bandas emblemáticas de Inglaterra y que era considerada como la contraparte de los Beatles.
Fue pionero en cuanto a la organización de conciertos al aire libre, a partir de shows como aquel del Shea, que Lennon recordaba como una “terrible experiencia” porque, según él, “la acústica era mala” y “todo se había salido de control” (en referencia a los fanáticos que se agolparon, más de 55 mil personas).
Pese a ser conocido como el empresario que importó el pop rock británico a Estados Unidos, Bernstein también les devolvió el favor a los ingleses a través de grandes exponentes del jazz norteamericano como Duke Ellington.
Siempre estuvo vinculado con leyendas de la música. Una de ellas fue Ray Charles a quien ayudó cuando fue arrestado por tercera vez debido a posesión de heroína, droga a la que el invidente pianista y cantante afro fue adicto durante 17 años.
Bernstein usó sus influencias y contactos judiciales para salvar a Charles, quien finalmente dejó la adicción en una clínica de San Francisco.
Otra emblemática artista con la que tuvo que lidiar por un mal hábito semejante fue Judy Garland.
La célebre intérprete de Dorothy, en el Mago de Oz, era alcohólica y drogadicta. Bernstein relata cómo él y otros colaboradores la ayudaban a subirse a un escenario en estado de ebriedad. De hecho, ella accedía porque ellos le ofrecían una botella de licor a cambio de que cantara a su público.
Incluso, había una cláusula que los obligaba a cumplir con el requerimiento de Garland, quien se bebía la botella en el camerino, pero no le afectaba cuando estaba en el escenario. Allí pasaba de la peor a la mejor. Una de esas anécdotas ocurrió coincidentemente en el Carnegie Hall donde se presentaron los Beatles hace 49 años.
El considerado ‘papá de los promotores’ e inspirador del documental ‘Sid Bernstein Presents’ también trabajó con Frank Sinatra. Esa sociedad fue más evidente después de la década del 60 cuando ‘La voz’ se reinventaba ante las generaciones más jóvenes que él. Con Bernstein, Sinatra cambió el swing jazzístico por un pop más contemporáneo.
Otra de las legendarias importaciones de Bernstein fueron los suecos ABBA en la década del 70, quienes revolucionaron la música disco reinante a través de armonías vocales y mayor uso de teclados que sustituían al sonido del bajo funky que caracterizaba al género disco afro-estadounidense.
El fallecido promotor podía darse el lujo de cualquier cosa relacionada con la música, incluso lanzarse como cantante a los 93 años con el álbum ‘Sid Bernstein Presents’ (igual que el documental) con versiones de sus canciones preferidas de los intérpretes a los que siempre promovió.