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Ecuador, 18 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Mariel Córdoba, la voz del tango en el Ecuador (Video)

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Una voz inconfundible con un matiz que evoca amor, romance, alegría, pasión, tristeza, llanto y un remolino de sentimientos han hecho de Mariel Córdoba, una de las mayores exponentes de tango del Ecuador, país que ama con la misma intensidad que Argentina, su tierra natal.

Lleva cuatro décadas sobre los escenarios y hoy recibirá un homenaje en el Teatro José Martínez Queirolo de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas (20:00) en donde será condecorada por la Asamblea Nacional, Municipalidad de Guayaquil, Consulado Argentino en Guayaquil, Club Ecuatoriano Argentino CEA, Casa de la Cultura del Guayas y por la Dirección de Marketing y Comunicación de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

Esta argentina, nacida en la provincia de Córdoba, lleva el talento en la sangre, puesto que su madre fue cantante y su padre un conocido guitarrista.

Desde muy chica cantaba tangos y música folclórica, y ya de adolescente formó parte de un grupo con sus hermanos que se llamó Pérez Córdoba; poco después integró un cuarteto llamado ‘Las tanguistas’ con el que visitó algunos países de la región, entre ellos Ecuador.

Y fue precisamente en este país donde su vida dio un giro, se enamoró y decidió quedarse, pero sin descuidar su carrera.

Mariel recibió a un equipo de este Diario para compartir con sus lectores su experiencia como intérprete y como madre de una cantante y ex Miss Ecuador, Carolina Aguirre.

¿Su formación en la música fue innata o fue por voluntad de sus padres que eran artistas?

La vocación vino conmigo. Nunca me sentí forzada a cantar o actuar porque esto se fue dando de manera natural. Se dio porque tenía que darse.

¿Haber crecido en un ambiente musical hizo que se alejara de las cosas que habitualmente hacen los niños?

Tuve la suerte -al igual que mis hermanos- que mi mamá estaba al tanto de nuestra vocación y supo equilibrar nuestras actividades para que ambas se realicen de forma paralela. Podríamos estar ensayando y de repente estábamos jugando. Inclusive cuando era adolescente mis amigas se iban a bailar a la discoteca, pero yo prefería quedarme en casa a ensayar. Eso era algo que me gustaba y me divertía. Además, lo tomé como una responsabilidad. Nunca fue un sacrificio.

¿Qué es lo que más recuerda de la época del grupo de Los Hermanos Pérez Córdoba?

Fue un momento divino en nuestra vida. Mi hermano mayor era el guitarrista y armaba las voces de nosotros. De todas maneras todos aportábamos con ideas. Cuando tenía presentaciones mis hermanos mayores eran como mis protectores.

¿Y qué nos dice de las tanguistas?

Fue otra etapa hermosa y especial porque gracias a ese grupo estoy aquí. Había una pianista, bandeononista, violinista, guitarrista y las voces. Fuimos muy buenas compañeras de trabajo.

¿Le fue fácil destacar cantando tango en un mundo convulsionado por la música disco, el reggae y el pop?

El tango nunca ha decaído en el gusto de las personas. Mis mentores tuvieron años de Broadway al igual que cien parejas de tango, al igual que cantantes. El tango se disfruta tanto en Japón, Alemania, China y en todo el mundo. El tango nunca va a desaparecer por su armonía especial y su letra apasionada. Puede que surjan otras corrientes como el tango electrónico que está sonando en las discotecas que inclusive lo ponen en los centros comerciales.

¿En qué circunstancia llegó a Ecuador?

Llegué con Las tanguistas a Ecuador después de una gira por Colombia, Venezuela y otros países. Llegué en un momento crucial de mi carrera cuando por remodelación cerraron El viejo almacén de Buenos Aires. Este es un lugar emblemático de los tangueros de Argentina.

Uno de los directores de una compañera me ofreció venir solo para la gira y me quedé.

¿Qué vio en Guayaquil que hizo de esta ciudad su lugar de residencia?

La oportunidad de crecer como artista porque me hice un poco conocida entre los teatros y hoteles que daban cabida a los cantantes de tangos.

También encontró el amor...

Sí, también, pero de esa parte de mi vida no me gusta hablar.

¿Qué sacrificios ha tenido que hacer en honor al tango y su carrera?

Ninguno, porque la gente ama el tango. Como anécdota te cuento que cuando me contratan para bodas me dicen que no cante tango pero cuando estoy en el evento es lo que más me piden y debo complacer. Yo canto rancheras y todo pero me doy cuenta de que la gente ama el tango.

Creo que les gusta mucho el tango porque dice mucho, porque toca los sentimientos o porque nos hace recordar las cosas que a veces perdemos.

¿Cuántas veces ha perdido?

Muchas. La más dura de todas fue cuando se fue mi madre tres años antes de volver a Ecuador. Fue muy duro.

¿Canta pasillos con la misma pasión con la que entona el tango?

El pasillo tiene la virtud de grandes poetas y grandes músicos que se unieron para tocar el corazón. Cuando interpretas el pasillo ‘Sombras’ te das cuenta que con palabras sencillas se puede decir tanto. Hay canciones que llegan al corazón y por eso las canto con la misma pasión.

¿Existe diferencias entre ambos?

Estéticamente son diferentes porque interpretarlos requiere de otros instrumentos, pero se unen en pasión y sentimiento.

¿Cantar pasillos la hacen sentirse ecuatoriana?

Profundamente, y me siento muy orgullosa de poderlos cantar porque no es fácil hacerlo. Me llevó muchos años cantarlos correctamente.

¿Con qué artistas nacionales se siente identificada?

He hecho presentaciones variadas como Noches de Divas con Beatriz Gil, Patricia González, Mireya Leví (+) y he cantado con María Martha Serra Lima, Astrid Achi, Roberto Rodríguez, Marco Urdiales, Hilda Murillo y su madre. Creo que tengo un círculo de artistas que cantamos juntos en ocasiones.

¿Y usted se siente una diva?

No, para nada. Usted sabe lo sencilla que soy. Nada de divismo en mi vida.

En Ecuador hay escuelas y programas que buscan mantener vivo el pasillo ¿Pasa lo mismo en Argentina con el tango?

Es una paradoja. Nadie es profeta en su tierra. Gardel tuvo que irse a París para hacer popular el tango.

¿Quiere decir que el tango se disfruta más fuera de Argentina? En Medellín se realiza el mundial de tango por ejemplo...

En Argentina hay tanguerías en donde la gente va a bailar, pero en la radio no se lo promociona. No hay apertura como en sus mejores años. El tango es para todos y lo disfruta el mundo, parece ser.

¿A pesar de haber nacido en los arrabales, el tango se ha vuelto elitista?

Para nada. Todos los seres humanos tenemos sentimientos y mientras los tengamos podremos disfrutar de una nota en tango.

¿Ha vuelto a Argentina? ¿Qué hay de sus hermanos?

Sí, siempre lo hago. Mis hermanos siguen dedicándose a la música. La familia sigue creciendo en lo musical. Tengo un sobrino que es hijo de mi hermano Luis (Pérez) que es tremendo músico, y ahora tengo a mi hija Carolina (Aguirre). También la nieta de mi hermano sigue sus pasos. Esto va para largo.

¿Le sorprendió el hecho de que Carolina haya querido seguir sus pasos?

Nunca la presioné a Carolina. Yo sí me decía que ella me lo pediría en algún momento y así pasó. Cuando me lo pidió la ayudé y dejé que sea algo que ella misma lo sugiriera y no sintiera que la estaba presionando o algo por el estilo. Ella nació para ser artista.

¿Cree que a ella se le hará más fácil que a usted por el hecho de estar en un mundo más globalizado?

Creo que es igual porque la globalización ha hecho que hayan más artistas y el mercado es más competitivo. El internet ayuda a difundir el trabajo de uno pero todo depende de la vocación. Ella es muy dedicada.

¿Qué opina de su propuesta musical? El jazz es un género caprichoso...

Es difícil de cantar. Es un desafío para ella y sé que tiene muchas aspiraciones.

¿Cree que canta mejor que ella?

Para nada. Somos diferentes cantantes. Ella tiene su propio estilo y no quiere imitar a nadie. Es raro, porque a veces madre e hija tienden a parecerse.

¿Qué tiene ella de usted?

El don para interpretar. Esa musicalidad que hace que su voz sea agradable para todos.

¿Qué aprende usted de ella?

Ella es una niña que tiene un alcance espiritual que sobrepasa de largo su belleza física.

Se dice que con 20 años en los escenarios se tiene experiencia y a los 30 se convierte en profesional ¿Qué pasa a los 40?

A los 40 sabemos lo que queremos, disfrutamos mucho lo que hacemos y estamos muy dispuestos a esperar lo que Dios nos dé porque nos sentimos agradecidos de poder seguir cantando. No creo ser una anciana, pero creo que mi voz está entera.

¿Qué le falta por hacer?

Estoy por editar mi segundo libro de poemas y soy muy curiosa. Estoy estudiando gestión cultural a distancia. Siempre hago cosas. Así que me gusta estar muy activa. Creo que hay Mariel para rato.

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