“Una vez me llevaron al penal García Moreno por encarnar al Cabo Mosquito”
El actor quiteño Eduardo Mosquera, conocido por interpretar al Cabo Mosquito, no escogió a su personaje. Dice que el ‘Cabo’ lo eligió a él, porque nació tras un ejercicio de actuación al azar.
Luego de 30 años en los escenarios, los festeja con Déjate de vainas, una propuesta en género stand up comedy, en el Teatro con T, ubicado en las calles Seymour y Río Coca, con funciones de jueves a domingo.
El ‘Mosquito’ relatará las anécdotas que ha vivido para conmemorar el trigésimo aniversario de su alter ego, que lo metió en problemas en más de una vez. Pero el cariño del público también lo salvó.
¿Cómo nace su vocación artística?
Con mi mami, Rosa Zapata. Ella me llevaba al Teatro Sucre porque le gustaba mucho y hubiera aspirado a ser actriz. En la década del 60 no era bien visto que una mujer actúe en teatro. Desde que ingresé al teatro me gustó todo. En ese tiempo a Quito llegaban obras extranjeras de comedia y drama. Y le dije a mi mami: “Yo quiero estar ahí algún día”.
Y es el sitio en que ahora está. ¿Qué edad tenía?
Apenas 7 años. A esa edad decidí que quería ser actor. Como estudiaba en la escuela Febres Cordero de La Salle, comencé a hacer mis primeros papeles. Yo me sentía un actor imitando a Don Evaristo con las estampas de ese tiempo. Nos presentábamos en fechas especiales para los padres de familia. Una buena época, hasta que me expulsaron del plantel.
¿Qué pasó?
¡Cosas de muchachos! Mis compañeros me pidieron que imite a un borracho. Me adentré tanto en el personaje, que me oriné en un tacho de basura. Ellos se reían sin parar y celebraban. Hasta que de pronto todo era silencio. Era el rector que nos estaba mirando enojado. Solo me dijo: “Este año lo terminas y luego te vas”. Estaba en quinto año.
¿Y a dónde fue?
Al colegio Juan Montalvo. Ingresé condicionado y me mantuve tranquilito. No me quedó de otra para graduarme. Pero allí también hice otro grupo de teatro.
¿Estudió economía antes de decidirse por el arte?
Sí, estudiaba economía por la mañana y en la Facultad de Artes de la Universidad Central en la tarde. Luego de unos años llegó el momento de la decisión. Entonces me dije: “El arte”. Y aquí estoy.
¿Cómo nace el personaje Cabo Mosquito?
En un taller con la maestra rusa Tamara Klavukova. Ella nos sorteó diferentes personajes envueltos en papeles para los 22 alumnos en 1987. Y a mí me tocó el agente de tránsito. La verdad, no lo quería. Pero tuve que observarlos todos los días, investigar lo que ellos hacían, su comportamiento con los conductores. Cuando pedían el ‘sanduchito’, que era el billete de sucres entre la matrícula y la licencia de manejo.
¿Cuándo debutó con el Cabo Mosquito?
Formalmente en una obra en el Teatro Prometeo, que se llamaba El Chapita, ahí comenzamos a presentar funciones en 1988. Surgió todo. Fue un éxito.
¿Tuvo problemas alguna vez con los policías?
Algunos. Dos veces quisieron apresarme. Una fue en La Chorrera, en un show de Leo Dan. Hice del Cabo Mosquito en el intermedio. Y la otra, por las fiestas de Quito, en la plaza San Francisco.
En las dos ocasiones, el público me apoyó porque cuando bajaba del escenario, me advertían: “Salga por acá Cabo, que allá están los policías”, y me escoltaban en el tumulto por otra salida.
¿Nunca lo detuvieron?
Una vez sí, por una presentación que no le gustó a un policía. Me retuvieron en el penal García Moreno. Me golpearon fuerte, desde ahí quede así, si yo me parecía a Brad Pitt (bromea). Tuve amenazas. Eso fue en 1989.
¿Cómo analiza la era digital, con su participación en Enchufe TV.
¡Es increíble!_Los jóvenes de ahora me reconocen por los cortos de Enchufe. Hace poco fuimos con Christoph Bauman a México para presentar una obra y en la calle nos preguntaban: Ustedes salen en Enchufe TV, ¿no? Y nos pidieron fotos.
Por su profesión, ¿a qué países ha viajado?
Muchos. En Argentina, dos veces en el Festival de Mimo. En Colombia, por el Festival de Chiste Pastuso. Allí me pidieron que interprete al Cabo Mosquito. Fue tal el éxito que me llevaron a Cali, luego a Medellín, Cartagena y terminé en Bogotá. Digamos que se improvisó una gira. También México y Estados Unidos, Brasil.
¿Qué le ha dado el Cabo Mosquito?
Todo. Y es curioso, porque el personaje surgió del azar. Con esta profesión he viajado por Ecuador y varios países, con el mejor premio: hacer reír al público.
¿Cómo define al humor?
El humor es vida, es la santidad de llegar a la gente. Para mí es un don de pocos, porque hacer reír también es sanar el alma. (E)