Una noche en la que los pasillos se bailaron al ritmo de la salsa
Bailar al ritmo de pasillos como Llora mi guitarra, Azabache o el famoso Cinco centavitos, que Julio Jaramillo hiciera tan populares, no es algo que ocurra con frecuencia. Precisamente esa novedad fue lo que atrajo la noche del sábado a centenares de personas hasta el Centro Cultural Simón Bolívar (MAAC), donde se desarrolló el Tributo al Ruiseñor de América, en el que aquellos temas y otros más volvieron a sonar, pero con un toque salsero.
Una propuesta totalmente diferente, muy atractiva visual y musicalmente, que rompía con los habituales homenajes a JJ. Aquí se pudo escuchar Nuestro juramento, al son de los timbales, trombones y las congas, que tocaban con fuerza músicos originarios de Puerto Rico, Cuba, Perú y Rusia. Fue la primera pieza que interpretó el colombiano Álvaro Granobles.
Luego siguieron Odiame, Azabache, De cigarro en cigarro, Un disco más, en las voces del venezolano Jimmy El León y los ecuatorianos Lila Flores y Angel Olvera, en ese orden.
Ellos, junto a la artillería musical o más bien como llamó el organizador del recital, la selección completa de músicos, tuvieron a lo largo de la noche un desafío: despertar ese swing en los presentes.
Algo que por momentos lograban, puesto que hubo gente que se atrevió a convertir la plataforma del MAAC en un pista, que junto con sus parejas decidieron menear sus cuerpos, rompiendo así el frío que envolvía a los presentes en el lugar, que se encuentra a lado del Río Guayas.
Una de estas animadas parejas es la formada por Armando Lozano y su novia Lupe, ambos de 43 años. Ellos expresaron, a su manera, lo bien que la estaban pasando: “Está buenazo. El sonido está increíble y sus músicos ni qué decir; además, muy bueno el maestro que los dirige”.
Armando se refería al puertorriqueño Ramón Sánchez, quien además de dirigir fue el encargado de hacer los arreglos a Interrogación, Cuando llora mi guitarra, El alma en los labios, Niégalo todo, Odio Gitano, Aunque me duela el alma y Guayaquil de mis amores, temas de nuestro pentagrama musical que esa noche sonaron en versión salsa.
De hecho, al boricua le fue otorgado un reconocimiento por su trabajo en la música, a lo que él llama como “un arte intuitivo” y que lo ha llevado a codearse con Marc Anthony, Jerry Rivera, Eddie Santiago, Maelo Ruiz.
Fue una noche en la que se volvió a recordar al Ruiseñor de América, que desde su muerte no ha perdido vigencia. Recientemente en el programa colombiano “Yo me llamo”, su imitador -que aunque físicamente no se le parece, su tono de voz sí- ganó el mano a mano contra otro que imita al mexicano José José.