Una Caperucita Roja para público adulto
Desde que el francés Charles Perrault escribió Caperucita Roja en 1697 y luego la retomaron los hermanos alemanes Jacob y Will Grimm en 1812, su protagonista siempre fue una tierna niña, una que atraviesa el bosque con una cesta de comida hacia la casa de su abuelita y que en el camino se topa con un lobo feroz que la engaña.
Es la trama universal de este cuento. La versión Perrault era bastante cruel porque el lobo hacía comer los restos de la abuelita a Caperucita, mientras que la que escribieron los Grimm fue suavizada con un final feliz, del típico de los cuentos de hadas y una lección para los niños: “No confíes en extraños”.
Aquella niña inocente no tiene cabida con Catherine Hardwickle, famosa por dirigir la saga Crepúsculo, que combina el romanticismo con lo gótico. Para ella, Caperucita es una mujer con nombre propio: Valerie (interpretada por Amanda Seyfried).
La historia, la que dirige Hardwickle, se desarrolla en una villa medieval asolada por un hombre lobo que aterroriza a los aldeanos cada luna llena, hasta el punto en que le dejan ganado a modo de ofrenda para evitar que se cobre víctimas humanas.
Esta película se aleja aún más del argumento original, porque Valerie o Caperucita se debate entre dos amores: el de un meditabundo leñador con aire de tipo malo llamado Peter (Shiloh Fernández) y el de Henry, un hombre rico (Max Irons). Lo otro es que durante el día el lobo se mezcla como humano con los pueblerinos y la trama aborda hechicería y otros temas. Es el guión que concibió David Leslie Johnson para el filme que se estrenó el 11 de marzo pasado en Estados Unidos con el nombre Red Riding Hood, pero que recién llegará a Ecuador el próximo 13 de mayo.