Aunque en casa Ozzy se dejaba ver como un tipo común que sacaba la basura  o lavaba los platos, según la serie The Osbournes, que la cadena MTV transmitió entre 2002 y  2005, al cantante británico nadie le quita su bien ganada etiqueta de loco, que se refleja en mordiscones a palomas y murciélagos por citar solo una de sus extravagancias.

Y con esa controversial hoja de vida, el Príncipe de las Tinieblas, como se lo conoce,  llega a Ecuador para ofrecer por primera (y posiblemente única) vez un concierto. La cita será mañana, desde las 20:00, en el coliseo Rumiñahui de Quito como parte de la gira Scream, la de su más reciente disco, el número 12 en estudio de una carrera que ya alcanza los 42 años.

Proveniente de una familia pobre en Birmingham, John Paul Osbourne (su nombre real) creció en un ambiente de violencia intrafamiliar que marcaron su personalidad, una que se reflejó en robos durante su adolescencia. De hecho, fue encarcelado durante tres meses, los que aprovechó para tatuarse los cinco nudillos de su mano izquierda con su sobrenombre: Ozzy.

Era el inicio del hombre que prácticamente perdía el conocimiento durante las grabaciones de Black Sabbath (la banda que primero se llamó Polka Tulk Blues Bar y Earth e impulsó su carrera musical en 1967).  El comienzo del consumidor de cocaína, marihuana, éxtasis y otras drogas, las que lo alejaron de Thelma Malfayr, su primera esposa con la que procreó a Elliot, Louis y Jéssica, y de la que se divorció en 1982, el mismo año en que se casó con Sharon. Y aunque en 1989 Ozzy estuvo a punto de ahorcarla bajo los efectos del alcohol, Sharon es quien  controla su carrera y  mantiene al cantante británico como una mansa paloma, como a la que le arrancó la cabeza de un mordisco en sus primeros años como solista.

Sucedió  durante una presentación con directivos de la BBC de Londres. Sharon le había propuesto llevar a esas aves como símbolo de paz. Ozzy estaba ebrio aquella vez.

Para ironizar ese incidente, el Padrino del Heavy Metal incluyó murciélagos de plástico para despedazar durante sus conciertos, sin imaginar que alguien infiltró uno real, que mordió el rostro de Ozzy y truncó el show. El cantante fue vacunado.

Ozzy, quien en 1984 fue acusado de incitar al suicidio al fan John Mc Collum, no es solo controversia. Como solista siempre se ha caracterizado por escoger bien a sus guitarristas. El más recordado es Randy Rhoads, quien falleció en 1982 en un accidente aviatorio. Además de él han pasado Jake E. Lee, Zakk Wylde  y ahora el griego Gus G.

En otras áreas también estuvieron los bajistas Rudy Sarzo, Mike Inez,  Jason Newsted y Robert Trujillo (estos últimos, ex y actual Metallica, respectivamente). También han sobresalido los bateristas Tommy Aldridge (Whitesnake) y el fallecido Randy Castillo, quienes en algún momento colaboraron en Diary of a madman (1981), Speak of the devil (1982), Bark at the moon (1983), The ultimate sin (1986), No rest for the wicked (1988), No more tear (1991), Ozzmosis (1995), Down to earth (2001), Under cover (2005), Black rain (2007) y Scream (2010).

Las entradas para el show, que organiza Team Producciones,  cuestan 39 dólares (general), 65 (preferencia), 100 (butaca) y 165 dólares (black box) y en él Ozzy lanzará sus clásicos baldes con agua, ahora junto con Gus G, Rob Nicholson (bajo), Adam Wakeman (teclados) y Tony Clufetos (batería).