Un canto para salvar el corazón de Isabel
Quizás ni el mismo José Fernando Lara sabía lo que estaba viviendo apenas Jonathan Estrada y Henry Bustamante anunciaron su nombre como el ganador del reality Ecuador tiene talento. A las once de la noche del domingo los sentimientos encontrados invadían al cantante manabita de voz tan semejante a la del mexicano Luis Miguel.
Y era así porque mientras el público lo ovacionaba y decenas de flashes fotográficos impactaban su rostro, su madre Ismenia Cedeño permanecía en una clínica tras someterse a la extirpación de su útero para intentar detener el cáncer que padece.
Sentimientos encontrados porque sabe que los 30 mil dólares que los productores del programa le darán no son suficientes para operar a Isabel Cristina Lara Murillo, su hija de 2 años, quien padece de una deformación congénita en su corazón y un aneurisma que solamente se puede intervenir quirúrgicamente en el extranjero y que de paso cuesta 110 mil dólares.
Por eso su llanto, en el auditorio del Centro Cívico, era más que justificado. Era un aliciente, más bien una especie de anéstesico frente a sus dramas, de los cuales él mismo se siente -en parte- culpable, al punto de revelar en público sus antiguas adicciones a las drogas y alcohol.
Nacido el 4 de diciembre de 1986 en Portoviejo, José Fernando no paraba de abrazar a su pequeña ante el acoso de quienes querían alguna palabra de él.
Minutos antes de la euforia, el intérprete manabita, quien hace tres años representó a Ecuador en Latin American Idol, evidenciaba preocupación mientras Estrada y Bustamante le daban un toque de suspenso a la final. Lara estaba frente al escenario junto al dúo Pasional y a Óscar Junco, los otros dos talentos que más votos vía celular habían recibido durante todo el programa.
El vencedor del reality movía los dedos de sus manos insistentemente. El sudor empezaba a invadir su rostro, caía desde su frente, mientras sus ojos se humedecían. Era una escena muy semejante a las galas finales de los certámenes de belleza.
Habían sido cuatro meses de trabajo, que empezaron con las audiciones ante unas 15 mil personas en todo el país. Luego sus primeras participaciones con ‘Noelia’, clásico de la balada que Nino Bravo inmortalizó en la década del 70. Conforme fueron pasando las semanas, ajustó detalles e incluso consiguió una disquera que ahora lo produce desde su vestuario y que lo obligó a establecerse en Quito, mientras su querida Isabel Cristina reside en Manabí con Narcisa Murillo, su madre, quien posiblemente por la tensión y preocupación se la percibía bastante callada, incluso durante el momento en que José Fernando besó sus labios en el escenario como señal de triunfo.
Él era la opción seis para quienes enviaron sus mensajes de texto y además el sexto en exponer su talento pasadas las nueve y media de la noche con una versión muy moderna, pop y hasta con coqueteos de rock, a punta de un solo de guitarra, de la canción ‘Yo soy aquel’, aquella obra del compositor Manuel Alejandro que la voz del español Raphael la hizo su suya en la década del 60 y que la noche del domingo tenía otro dueño: José Fernando Lara.
“Yo soy aquel/ que por quererte da la vida..”, dedicaba esos versos a su hija que estaba en brazos de su madre en la primera fila. Él estaba al borde del escenario, casi a punto de bajarse, pero su profesionalismo lo llevó a los otros extremos de la tarima.
Pero el portovejense no era el único talento. Hubo otros nueve que tuvieron performances distintas durante una final que realmente había empezado a las seis de la mañana para el ‘staff’ técnico de Ecuavisa, el canal que adquirió la franquicia y transmitió el programa durante 12 semanas.
A las tres de la tarde empezó la jornada para la lojana María Calva, la pequeña Leslie Pintado, el inquieto Óscar Junco, el ilusionista cuencano Mauri Magoo, Rosita Chiles, Milton Paredes, Rosibel Apolo, el Dúo Pasional y los TMB.
A esa hora ensayaron por última vez. Luego permanecieron en el Centro Cívico hasta sus participaciones. Le dieron una repasada más a sus canciones a las siete de la noche, mientras el público llegaba de a poco al recinto. Afuera las columnas eran largas para alcanzar alguna butaca y apoyar a sus favoritos. Los familiares y amigos de los competidores ya estaban adentro con anticipación, algunos con carteles, camisetas y acrósticos, todo era válido, siempre y cuando fuera con moderación.
El escenario era un vértigo. Unos barrían el escenario con sus escobas, otros se encarcaban de la utilería y otros de secar los rostros de Bustamante y Estrada, los presentadores, quienes lucieron de traje negro.
El público a ratos se impacientaba. Pero para evitarlo estaba Darío Fernández, uno de los asistentes del canal, quien con micrófono de diadema hacía su show aparte, uno que no salía al aire, uno que el televidente no podía ver. Entre sus bromas más recurrentes constaban las veces que repitió su Twitter, Facebook para que el público le escribiera. De hecho, muchos le pidieron mensajes a través de la primera de esas redes sociales y él cumplía con saludos. “Solo gritos y aplausos, no tambores ni pitos”, advertía Fernández, entre broma y serio.
Dentro de su jocosidad, los momentos serios eran cuando pedía a los barristas que solo utilizaran dos minutos para alentar a sus favoritos con el objetivo de no entorpecer sus presentaciones y permitir que Diego Sportorno, Paola Farías, María Fernanda Ríos y Wendy Vera, los jueces de Ecuador tiene talento, escucharan bien a los artistas.
El programa empezó 15 minutos antes de las ocho de la noche, los jueces aparecieron, uno por uno, entre el público y se dirigieron hacia su mesa. Atrajo la atención María Fernanda Ríos porque por primera vez en el programa lució su oscura cabellera natural, dejó sus pelucas y lentes, más un vestido blanco que la asemejaba a una novia.
María Calva, oriunda de localidad lojana de Macará y no vidente, optó por la música nacional. Ella abrió la competencia final. Después le siguió Leslie Pintado con una adaptación de ‘Ya no llores por mí’, de Tercer Cielo, que ella dedicó a quienes han perdido a algún familiar y que en realidad reflejaba el abandono de su progenitora cuando ella tenía 5 años de edad.
Vestido con un traje plateado, Óscar Junco, un niño vinceño, hizo bailar al público con un popurrí de Marc Anthony que no resultó tan acertado para los jueces porque perdió concentración, pese al innegable carisma que posee y el dominio escénico de un artista experimentado.
Mauri Magoo apostó por levitar a su asistente y otros trucos más, que no fueron tan cautivadores como sus anteriores presentaciones o con lo que hicieron sus rivales.
Luego siguieron Rosita Chiles, José Fernando Lara y Milton Paredes, quiteño de 33 años que toca el piano desde hace 30, según él mismo dice. Nació ciego, pero eso no le impide cantar y tocar varios teclados a la vez, pues aparte de su piano de cola, también optó por dos Roland laterales. Vestido de blanco inmaculado contagió a la gente con ‘Motivación’, una canción que él compuso en esta última semana y que dedicó a todos los que participaron en el reality, pero no fue suficiente su performance con una mezcla de Ray Charles con James Brown.
Entre una intervención y otra, el staff técnico solo disponía de pocos minutos para cambiar completamente la escenografía, según lo que quería proyectar cada participante. La mudanza de utilería se daba más durante los vÍdeos de presentación de cada talento y los cortes comerciales.
María Calva recurrió a una banca de parque y dos faroles adornados con flores, Leslie Pintado prefirió una tela blanca desde la que se veían las sombras de las siluetas de dos bailarinas que estaban detrás o los TMB que usaron la gigantografía de un Volkswagen escarabajo rojo.
Dúo Pasional y TMB, este último dueto formado por Fausto Valdivieso Jr. y Santiago Alvarado, nuevamente tocaron canciones de los Beatles e incluyeron a La Bamba, de Richie Valens, dentro del ‘medley’, aunque carecieron de la energía mostrada en presentaciones anteriores.
Hubo una media hora de espera -el reality se enlazó con el noticiero- Televistazo- para llegar al momento en que Jonathan Estrada y Henry Bustamante anunciaron a José Fernando Lara como el triunfador de Ecuador tiene talento con un canto dedicado al débil corazón de su amada hija, Isabel Cristina, que desataron esos sentimientos encontrados que quizás él no puede describirlos aún.
ALGO MÁS
El ganador labora con la disquera Charly Production.
Wendy Vera lloró cuando ganó José Fernando Lara y antes aplaudió a Rosibel Apolo, quien interpretó ‘Marinero de luces’.
Milton Paredes intervino con su novia Ana Gabriela, su hermana Silvia Paredes y David Arosemena.