Una experta dice que a las directoras no se les perdonan los fracasos
Tripleta femenina se presenta en los cines
Este fin de semana, los cinéfilos estadounidenses se metieron bajo tierra con Antonio Banderas para vivir la odisea de los mineros chilenos en Los 33, cantar villancicos navideños con John Goodman y Diane Keaton en Love the Coopers y mirar a Brad Pitt y Angelina Jolie como una pareja de millonarios deprimidos en By the Sea.
Las tres películas no podrían ser más diferentes: una inspiradora historia de la vida real, una comedia dramática tachonada de estrellas y un filme de autor que retrata a un matrimonio desmoronado. Pero tienen algo importante en común: todas fueron dirigidas por mujeres.
Aunque puede que no sea la primera vez que esto sucede, ciertamente no es algo que ocurra con regularidad en Hollywood, donde solo una fracción de los directores son mujeres.
“Es extraordinariamente raro tener tres películas prominentes que se estrenen el mismo fin de semana y que todas sean dirigidas por mujeres”, dijo Paul Dergarabedian, un analista de medios. “Podemos apostar que en cualquier fin de semana se estrenan por lo menos tres películas dirigidas por hombres. Eso hace que esto sea notable”.
Según un estudio del Instituto Sundance y Mujeres en Hollywood, las mujeres dirigieron solo el 4,7% de las películas de los estudios de cine y el 10% de las películas independientes entre 2009 y 2013.
La variable de este fin de semana no es tanto una señal de cambio como una coincidencia ilustrativa que resalta los interminables desafíos que enfrentan las mujeres directoras en la industria para financiar y distribuir sus obras.
“En este momento se está despertando mucha conciencia, pero la verdad es que es más probable que una mujer dirija una película independiente que una de un estudio con un gran presupuesto, a menos que Angelina Jolie esté involucrada”, dijo Anne Thompson, fundadora y editora en jefe de Thompson on Hollywood en Indiewire.
Jolie sobresale por naturaleza por su estatus de celebridad. By the Sea, su tercer largometraje narrativo, es el único de los tres filmes que fue adquirido por un gran estudio antes de que la producción comenzara. “Angelina Jolie es un ejemplo de una gran estrella de cine que tiene la influencia para hacer cualquier cosa que quiera”, dijo Thompson.
No es que los otros filmes no hayan tratado de entrar en las grandes ligas; los estudios no estuvieron lo suficientemente interesados desde un principio. A la directora Jessie Nelson le tomó casi cuatro años ver Love the Coopers en la gran pantalla, y eso pese a su amplia experiencia y las estrellas involucradas. CBS Films con el tiempo se sumó y dio luz verde al proyecto.
Producir Los 33 fue difícil
La mexicana Patricia Riggen también tuvo dificultades para conseguir el apoyo de un estudio para Los 33, una de las historias noticiosas de mayor prominencia internacional de la década y que además por casualidad tuvo un final feliz. “No logramos que ningún estudio la financiara, así que nos convertimos en una cinta independiente”, dijo Riggen. “Ser una mujer directora es el camino difícil”, lamentó la cineasta.
Nelson lo sabe bien. Ha estado trabajando en la industria por casi tres décadas. Una mala experiencia temprana como guionista la convenció de que también tenía que aprender a dirigir. Había vendido un guión concebido como una versión femenina de Diner solo para que un montón de escritores hombres lo convirtieran en un chiste misógino.
“Pensé: bueno, si quiero escribir, debo aprender a dirigir para poder proteger lo que escribo”, dijo Nelson. Cada paso ha sido complicado. Su ópera prima, Corrina, Corrina, tomó casi 11 años en realizarse. I Am Sam tomó siete años y Sean Penn estuvo a bordo por muchos de ellos.
Destacó lo mucho que ha cambiado el modo en que los estudios hacen películas desde entonces: “Los proyectos que me interesaban ahora se hacen de un modo más independiente”, dijo Nelson, quien se tomó un receso como directora para criar a su hija. “Ahora se arma un proyecto y entonces se sale a buscar financiación, en lugar de desarrollarlo en un estudio”.
Riggen también tuvo que olvidar su propio camino (producir sus propios proyectos tras haber estudiado cine en la Universidad de Columbia). El veterano productor Mike Medavoy la abordó a ella para Los 33, lo que en sí fue una experiencia particular.
“Todavía es muy difícil que financien a una mujer para cualquier otra cosa que no sea una película para toda la familia o una comedia romántica”, dijo Thompson. “Y el verdadero problema para las mujeres directoras es que no se les perdona un fracaso, hay que tomar en cuenta el elenco y las críticas que ya han recibido en otros países”. (I)