A finales de los ochenta nace en Guayaquil la banda rockera Tribu. Era la época en que Luis Rueda hacía de las suyas con Sak y que esta ciudad veía a algunos de sus hijos instaurar con fuerza una escena de música independiente con nombres como Blaze, Demolición, Spectrum, Up Supra y Skalibur, algunos de los cuales prevalecen hasta el día de hoy.

Al frente de Tribu estaba Christian Freire, en voz y batería, pero él acompañó el proyecto solo por un tiempo, pues en un “punto muerto”, en el que no había actividad con la banda, Luis Rueda le propuso armar una nueva propuesta con disco, giras y todo lo que necesitaba para alimentar su sed musical. Freire se aleja entonces de su grupo y pasa a trabajar de forma incansable en esa planificación artística que ahora se conoce como la legendaria Trifulka.

Sin embargo, en 1996, mientras el nuevo grupo de Freire tomaba fuerza, el músico Roberto Murillo contacta a Julio ‘Chicho’ Tamayo, Fabricio Bravo, Manuel Picón y Pablo Landívar para ‘hacer bulla’ con más determinación en Tribu, decidido de forma inalterable a convertir a la banda en un referente rockero en el Ecuador.

Ese año grabaron dos de los más representativos temas de su repertorio inédito, ‘Tu vida, tu verdad y tu mentira’ y ‘La puta’, que fueron incluidos en el Festival Puerto Rock.

Despuntaron con éxito imparable. Ganaban cada vez más adeptos y viajaban por todo el país con su música. Llegaron a Ambato, Riobamba, Machala, Pasaje, Salinas, Montañita y muchos festivales. En ese tiempo se unieron a la alineación Jorge Villafuerte y Xavier Díaz en teclados y guitarra.

En 1999 graban tres videoclips: ‘Es suficiente por hoy’, ‘La puta’ y ‘Bajo la lluvia’, y dos años después participan en el Festival Tempo Show y se despiden de los escenarios por un tiempo.

Uno de los motivos fue que el vocalista dejó la gallada. Por cuestiones familiares debió viajar a Estados Unidos. Sin embargo, no pudo permitirse abandonar ese sueño. No así, de esa manera tan poco protocolaria. Sentía que estaba en deuda con el proyecto, estaba inconforme por no haber cerrado definitivamente el círculo.

En el 2005, Roberto regresa y el grupo se reactiva para ofrecer una serie de exitosos conciertos en distintos lugares de la ciudad, en una gira prolongada que se extendió por dos años.

Aparecieron y desaparecieron otra vez, pero ese arranque entusiasta que motivó a la voz del grupo a reunir a sus colegas hace siete años, es el que hace que Tribu entre nuevamente en el escenario rockero ecuatoriano, esta vez con un nuevo sencillo y con un concierto que tendrá lugar en el Teatro Centro Cívico a fin de mes.

Su nueva aparición fue anunciada en enero pasado y es producto del entusiasmo de los miembros de la banda. “El corazón de guerrero que poseemos es lo que nos motiva a regresar. Nos sentimos igual de jóvenes aunque hayan pasado los años, aunque el cuerpo no reaccione como antes”, reconoce Roberto, que luce una poblada barba al estilo del Buki y una melena que bota aires del líder de The Doors, Jim Morrison.

Siete años después de la última bulla que hizo con su banda, Roberto se encuentra como nuevo en la escena. Recién intentando descubrir cómo es que funcionan ahora las cosas en el mundo subterráneo. “Vine como flecha, con un solo objetivo”, dice, dispuesto a demostrar que aún hay Tribu para rato.

El sencillo con el que resurgen es ‘Olvidar’, una canción que jamás pudieron grabar y que produjo en La Madriguera, el estudio de su colega Miguel Ochoa (guitarra de Cabaré). Ya está disponible en redes sociales y suena con un metal fuerte en el que predomina el romanticismo.

“La canción es algo que jamás habíamos hecho antes, un heavy metal melódico... Nadie ha fracasado con este género en el país. Bajo Sueño fue todo un suceso, Black Sun se mantiene en escena... Lanzamos esto para revivir el movimiento en Guayaquil un poco”, describe.

El fundador en primera persona
En una entrevista Christian Freire, revive momentos de la banda a manera de anécdota: “Cuando iniciamos como Tribu habia algunos grupos dentro de la escena, pero la infrastrutura para hacer conciertos era muy incipiente. El poder comprarte un buen equipo o instrumento no era tan sencillo como ahora, era casi imposible adquirir algo de buena calidad. Recuerdo mi primera batería era una Pirmer de segunda mano; usábamos un solo amplificador para conectar todo: voces, guitarra, bajo etcétera.

“El querer hacer las cosas siempre a nuestra manera fue lo trascendental. No teniamos un frontman, así que me puse a cantar mientras estaba en batería. Eso le llamaba mucho la atencion al publico que nos veia. Con Roberto Murillo, tuvieron otro tipo de acogida, ya que el verlo a él era lo más cercano a ver a Morrison, je, je. Tal vez eso fue muy llamativo para la gente”, opina Christian, que también recordará esos tiempos en el show.