La última entrega de Toy Story, la historia de los juguetes que cobran vida cuando nadie los ve, mantiene las ganas de ser original, en contra de lo que ocurre en la mayoría de las sagas.

Ahora Woody debe aceptar que su nueva niña, Bonnie (quien lo recibió de manos de Andy), no quiera jugar con él.

Sin embargo, insiste en encargarse de la felicidad de Bonnie, quien crea en la escuela a Forky, un tenedor descartable con alambres que cobra vida y se convierte en su nuevo juguete favorito.

Empecinado en que Forky acepte que es un juguete y no basura, Woody inicia una aventura en medio de un viaje por carretera en el que se reencuentra  con Bo Peep, la pastora de porcelana que había sido su interés romántico hasta que la madre de Andy la regalara años atrás.

Ahora Bo Peep vive por su cuenta en un parque de diversiones y le enseña las posibilidades que esto le ofrece.

Y el vaquero se cuestiona su propósito y si ha llegado la hora de dejar de ser el juguete de alguien para iniciar otro estilo de vida, uno propio.

El origen sostiene el presente
En los noventa, en Pixar se pensaba en el ambicioso proyecto del primer largometraje animado por computadora.

Con el interés de Disney luego de que Pixar ganara un Óscar con Tin Toy (1988), el proyecto empezó a hacerse realidad, y fueron muchos los cambios en el camino, sobre todo en la historia.

Aunque la sola propuesta de la animación por computadora era prometedora, hubo un momento en el que entendieron que lo primero que necesitaban era un buen guion.

La trama fue cambiando hasta la que conocemos hoy, una inspirada en la Poética de Aristóteles, que sugiere que las decisiones de los personajes reflejan su grado de realismo o convicción.

De esa forma, Buzz Lightyear entra en crisis cuando descubre que es un juguete y no un explorador espacial; Slinky entiende que su admirado Woody, por más héroe que sea, también puede ser presa de los celos.

Y conocemos a personajes como Jessie, decepcionada de los niños que crecen, o Gabby Gabby, una muñeca que se esfuerza por ser amada, aunque para ello tenga que quitarle a otro muñeco su caja de voz.

Así, Toy Story se ha sostenido por 24 años, en 4 películas y 7 cortometrajes. (I)