Toro y El Llanero Solitario le dan la espalda a los personajes originales
La intención de abordar en forma crítica sobre la matanza aborigen de Estados Unidos o la era del ferrocarril como símbolo progresista queda solamente en eso: intención.
El problema es que el desarrollo o más bien el tono con el que se desarrolla la película ‘El Llanero Solitario’ sepulta un buen argumento, a través de situaciones que, a ratos, se ven absurdas y más parecen una parodia de un personaje que representa al ‘western’ tan preciado por los estadounidenses.
Es posible que quienes vieron la serie entre 1949 y 1957, que protagonizaba Clayton Moore, o los abuelos que escucharon la versión radial durante la década del 30, rechacen el filme que plantea Gore Verbinski por encontrarlo bufonesco y que tiene a Johnny Depp como gancho comercial, más que Armie Hammer, quien interpretó a John Reid y su álter ego ‘El Llanero Solitario’.
Quizás los nombres de Verbinski y Depp sean la respuesta a una confusa cinta, pues no se sabe si es una comedia o un ‘western’ serio. Ambos trabajaron juntos en las tres primeras películas de la saga ‘Piratas del Caribe’ y el animado ‘Rango’. De hecho, Toro, el personaje que representa Depp en ‘El Llanero Solitario’, irremediablemente conduce a Jack Sparrow, tanto por sus gestos ridículos y hasta la forma de caminar.
Da la impresión de que Depp se encasilló con Sparrow, al punto de llevar parte de personaje a otros. Pareciera también que terminó encerrado en la excentricidad de la mayoría de sus roles, que en realidad calzan porque así es la misma personalidad del ahora cincuentón actor, salvo excepciones como su representación del mafioso John Dilinger en la cinta ‘Enemigos públicos’, el Frank Tupelo en ‘El turista’ o el atormentado Gene Watson de ‘A la hora señalada’.
Vaya encajando las piezas y analogías con ‘Piratas del Caribe’. Jerry Bruckheimer, el productor de esta saga de corsarios también está detrás de ‘El Llanero Solitario’, que, de paso, también está distribuida por Walt Disney Pictures.
Para rescatar queda el hecho de que la película sobre el héroe del antifaz rinde un homenaje (o al menos eso parece) a dos ‘western’ de 1970: ‘Little big man’ y ‘Soldier blue’. En la primera es más evidente porque, al igual que en ‘El Llanero Solitario’, un indio anciano relata la historia.
La diferencia es que en ‘Little big man’ es Dustin Hoffman quien interpreta a un hombre de 121 años que le cuenta cómo fueron desapareciendo las tribus a un periodista, mientras que en la película de Verbinski es Depp, interpretando a una versión anciana de Toro, quien narra la historia a un niño que luce el antifaz como El Llanero Solitario en una feria.
Verbinski también intentó reinventar el vestuario de sus personajes centrales. El Llanero solitario no lució los clásicos pantalones y camisa celeste, más el pañuelo rojo. Más bien vistió traje oscuro. Lo único que conservó es el antifaz, el sombrero blanco y caballo del mismo color. Toro también tuvo una apariencia muy opuesta al televisivo, más bien parecía al que interpretó Jefe Dan George en ‘Little big man’.
Otro problema son los 149 minutos de película, considerados como innecesarios porque hay más pasajes lentos que de acción, claro que con hilaridad, con John Reid (Hammer), un timorato y moralista abogado que obligado a convertirse en héroe cuando interfiere en el camino de Toro, quien pensaba saldar una vieja cuenta con Butch Cavendish (William Fitchner), uno de los antagonistas del filme.
Verbinski justifica la excentricidad del Toro que encarna Depp con el hecho de que durante su niñez le mostró a los blancos dónde estaba la reserva de plata, con lo que sin darse cuenta vendió a su tribu por un reloj. Entre los involucrados quedaron Cavendish, el magnate Latham Cole (Tom Wilkinson) y Dan Reid (James Badge Dale), el hermano del Llanero Solitario. Por eso Toro fue expulsado de su comunidad y el cargo de conciencia lo enloqueció.
Lo que queda son personajes secundarios como Red Harrington (Helena Bohnam Carter), Rebecca Reid (Ruth Wilson), la viuda de Dan, y su hijo Danny (Bryant Price) para completar una historia que por sus 50 millones de dólares de recaudación no justifican los 250 millones de presupuesto.