Los habitantes de Santa Rita, un pequeño poblado de San Lorenzo, en la provincia de Esmeraldas, nunca imaginaron que aquella niña que disfrutaba darse chapuzones en el río Bogotá se convertiría en una de las mujeres más bellas del país y desfilaría en las pasarelas de moda más importantes.
 Se trata de Sulay Castillo, una destacada modelo ecuatoriana cuya belleza la situó entre las finalistas del Miss Ecuador 2012 y del Miss Supranational que se realizó en Polonia.
Ahora, Sulay vuelve a representar al país en el Miss Grand International que se efectuará en Tailandia, el próximo 19 de noviembre, país al que viajó ayer.
Antes de su partida, esta joven de 22 años conversó con este Diario sobre el giro que tomó su vida desde que ingresó al Miss Ecuador.

¿Qué actividades hacía antes del Miss Ecuador?

Mi vida era normal. Salí de mi natal Esmeraldas para conquistar el mundo. Me mudé a Quito a vivir sola  y realicé algunos trabajos como modelo.

¿Qué es lo que más extraña de su vida en Esmeraldas?

Bañarme en el río Bogotá y pasar con mi familia, aunque cada vez que puedo los visito porque es el único lugar en el mundo en el que realmente suelo descansar. Ellos entienden lo que hago. De hecho, ya están acostumbrados porque antes me había mudado sola. Mi mamá es maestra y sabe que a veces hay que salir de su lugar para progresar.

¿Qué tal es vivir con una maestra?

Fue difícil porque de por sí una madre tiene que ser mamá y maestra a la vez. Yo prefería hacer mis deberes solita sin que ella me oriente, porque después sería cansado. Sin embargo, ella estuvo siempre presente de mi dicción y me inculcó a que leyera varios libros por cultura general.

¿Y su padre?

Mi papá falleció cuando yo tenía 15 años, pero lo recuerdo con mucho amor ya que mis mejores años de infancia los viví a su lado. Él era un hombre estricto, celoso, cariñoso... creo que él sería el hombre con el que me casaría porque era una persona con un carácter bien formado. Me gustaría que me tocase un hombre como él.

Y ya que hablamos de amores ¿Hay alguien en su vida en este momento?

La verdad que por mi carrera es un poco complicado, pero sí hay una persona que es importante en estos momentos, y estamos viendo qué pasa porque recién nos estamos tratando.

¿Siempre supo que quería ser reina de belleza?

Creo que todas las mujeres del mundo de alguna manera nos sentimos reinas. En mi caso fue en la adolescencia en que me animé porque mis tías me motivaron. Primero fui reina de mi parroquia, luego de mi cantón y después  quedé señorita Patronato en el reinado provincial y viajé a Galápagos a concursar en el Miss Costa del Pacífico y gané. El año pasado entré al Miss Ecuador y quedé entre las finalistas.

¿Quedó satisfecha con el resultado de esa edición?

La verdad que sí, porque aunque todas queremos ganar entré con las ganas de vivir la experiencia y que sea inolvidable, más no frustrarme por no ganar. Creo que hice un buen papel porque me escogieron para ir al Miss Supranational Internacional y quedé en cuarto lugar y también me dieron un reconocimiento por tener la Mejor Silueta.

¿Qué tan enriquecedora fue la experiencia del Miss Supranational?

Fue súper lindo porque me di cuenta que los polacos son bastantes parecidos a los ecuatorianos en sus costumbres. Son muy hogareños y caseros. Comen bastante chancho como a nosotros nos gusta. La convivencia con las chicas fue muy buena.

¿Cree que hizo un buen papel?

Sí, porque no era yo la que competía sino el país y di lo mejor de mí. Quedé entre las doce mejores chicas talentosas al deslumbrarlos con un baile tradicional de Esmeraldas, el Mapalé.
Cuando me escogieron entre las veinte finalistas supe que ahora sí había pagado mi deuda con el país.

¿A usted le tocó experimentar lo que se escucha de que en los reinados siempre las chicas a veces hacen diabluras para hacer quedar mal a las otras?

Realmente ese tipo de cosas que siempre se escuchan son ciertas, pero no ocurre siempre. En mi caso no fui víctima de nadie. Al contrario, la gente se portó muy bien conmigo e inclusive me pusieron a liderar el grupo de chicas que salían en la gala final. Lo malo fue que como entraba primero, salía última y no alcancé a escoger otro traje de noche. Me tocó el que había quedado, pero de todas maneras no fue tan malo. Quedé en cuarto lugar.

¿Qué ganó con ese puesto?

Me tocó hacer una serie de desfile para algunas marcas que habían patrocinado el certamen en Europa. Esto me abrió un abanico de posibilidades, entre ellas un contrato para ir a modelar en la semana de la moda de Miami. Ahí estuve un tiempo pero decidí mudarme a Nueva York porque el estar en Miami era como estar en Ecuador y necesitaba algo adicional. Si bien es cierto es una pasarela muy importante dentro del mundo de la moda, la de Nueva York es de mejor nivel y tienen más prestigio.

¿Qué tan difícil fue ingresar a una pasarela neoyorquina?

Me salió un contrato con la agencia New York Model y estuve en la Semana de la Moda de la ciudad, que es una de las más importantes del mundo, en donde pude vestir trajes de grandes diseñadores y marcas internacionales.

¿Tuvo problemas con las demás modelos?

Hice un casting y me escogieron entre chicas de muchos países.
Mira, la competencia se vuelve agresiva si hay modelos con características similares, pero si son diferentes no.

Ellas piensan que no deberían ser amables con otra chica si llega a tener las mismas características físicas, pero si son distintas no pasa nada. Todo es buen dato. Además, detrás de la pasarela no te pueden hacer nada porque nosotras nunca tenemos el acceso a los zapatos, ropa y demás. Hay un montón de personas que te visten, te maquillan, te peinan y todo. Nosotras somos maniquíes.

¿Por qué las chicas en los desfiles de moda son cero sonrisas y caminan cual maniquíes vivientes?

Son los mismos diseñadores que te lo piden, porque quieren pasarelas planas. No desean que las personas se fijen en las modelos sino en los diseños.

¿Después de las pasarelas acudes a fiestas o reuniones con ellas?

Estoy haciendo amistades recién, pero soy muy tranquila. No hay tiempo para tanto, porque uno debe descansar ya que es probable que te toque otro desfile al día siguiente.

¿Es cierto que ahora los diseñadores y agencias prefieren a la mujer latina, mulata o negra?

Por suerte ya no existe ese prejuicio que había antes sobre las personas negras. Creo que ahora hay gente con mente abierta y saben que todos somos seres humanos iguales. No hay por qué menospreciar a nadie por su condición social, color de piel, sexo, etc.

¿Con una carrera en ascenso, por qué tomó la decisión de representar al país en otro reinado de belleza? 

Mi vida cambió luego del Miss Ecuador, porque se me han abierto muchas puertas y aprendí a querer más al país. Estaré dispuesta a representarlo cada vez que me llamen y dejaré a un lado lo que esté haciendo. De hecho, para viajar tuve que renunciar a un contrato para desfilar en Europa. Lo haré después.