Claro, esa cabida depende. Hay que dejar por sentado que también existen los locutores que, más allá de la voz, se convierten en presentadores o maestros de ceremonia; son expertos en protocolo, sobriedad y buena presencia. Deben infundir respeto, evitar el sentido del humor y mantener la serenidad sin caer en la arrogancia. En otras palabras, están obligados a dominar al público, pero con elegancia. Y aunque pensemos que solo se los requiere en los noticieros, noticiarios, programas de entrevistas o presentación televisada de eventos especiales, algunos formatos televisivos más populares pueden necesitarlos también. Por ejemplo, aunque se requiere más bien un animador en los programas concurso, 2 de ellos, uno, el más popular que existió en Ecuador y el otro el más longevo que hay en los canales VHF -‘Quien sabe... sabe’, con Pancho Cabanilla y Anita Buljubasich; y ‘Haga negocio conmigo’, con Polo Baquerizo-, han tenido presentadores. Los programas de variedades, sean de exhibición de videos, de investigaciones, de humor, de stand-up comedy, de entrevistas -con el reciente estreno de ‘Tomarse la noche’- requieren presentadores.

Los programas sobre deportes, sean de noticias o de análisis, necesitan precisamente de maestros de ceremonia, aunque a ellos sí se les permite el humor, como se comprueba en el programa ‘El Equipo’ o en ‘De Campeonato’ y ‘Fútbol UNO’. Y es que precisamente Andrés Guschmer, por su experiencia en radio y televisión, ha podido experimentar como conductor, presentador y animador, a veces creando un híbrido entre tres o dos de esos oficios, como también lo logran Diego Arcos y Carlos Víctor Morales. Y es que entre comentarios y lecturas de noticias, los presentadores de noticias, los que no se desempeñaron desde sus inicios televisivos en ese cargo, como Carlos Luis Morales, también empiezan a incorporar ligeras dosis de humor en las ‘intros’ de algunas noticias, para dar paso a otros segmentos del espacio de noticias o para cerrar la emisión del noticiario o noticiero. Nadie ha dicho que los presentadores deban ser acartonados.

Lo extraño es que en el país, más que ocasionalmente, los presentadores asumen personajes y posturas impostadas para desarrollar su trabajo, por ejemplo, Polo Baquerizo, Gustavo Navarro, Andrés Pellacini, Richard Barker, Marcelo Gálvez y Tomás Delgado, que casi nunca deja de aparecer en pantalla como la ‘Vecina’. Sí guardan las características formales del cargo, serenidad, dominio del público y buen manejo de la voz, pero las entonaciones no siempre son las adecuadas y se dan libertades extremas con lo de evitar el sentido del humor. Es tal vez en los pocos programas que persisten de presentación de artistas en vivo y de orientación o formación en los que se utilizan bien los lineamientos de un propio y correcto presentador, pensando en varios de los espacios de Ecuador TV y ‘El show de Hilda Murillo’.

Las habilidades de un presentador se pueden enseñar en universidades y tecnológicos, pero se desarrollan mejor con la autopreparación y en el campo. A los mejores animadores del país los han reconocido indistintamente como excelentes presentadores y de hecho lo han sido. En este oficio empezaron Marián Sabaté y Carla Sala, pero con el tiempo, por exigencias de sus canales y para mantener atrapado al público, se han vuelto una rarísima mezcla de conductoras-animadoras-presentadoras.

En los hombres, el campo de desempeño se ha limitado a los espacios de noticias, opinión, análisis y entrevistas. Hubo experimentos con shows de variedades, pero con éxito moderado y muy limitados por el tiempo. Aún falta ver a un verdadero presentador en un programa a nivel nacional. Habitualmente, el presentador es escogido por ciertas cualidades (buena dicción, carisma, conocimientos, apariencia física). En Ecuador, el mejor que no se formó en noticias, quien resulta también el mejor conductor del país ahora, es Roberto Rodríguez.