Se agotan las ideas en la saga de ‘American Pie’
La idea de las secuelas en el cine es darle continuidad a una historia original. En el caso de la saga de American Pie, que Paul y Chris Weitz dirigieron en 1999 para revitalizar lo que se conoce como comedia gamberra, la trama tenía que ver con cuatro adolescentes que querían perder la virginidad a toda costa, con un pacto -“de caballeros”-, de por medio.
Para la segunda, los exvírgenes ya están graduados y disfrutan de sus primeras vacaciones como universitarios, aunque en su interior todavía son los mismos colegiales desenfrenados del East Great Falls.
Y para la tercera se casan el torpe Jim Levenstein (interpretado por Jason Biggs) y Michelle Flaherty (Alyson Hannigan), la aparente chica boba de la banda de músicos, que en realidad es una experta en cuanto al sexo.
Es posible que muchos seguidores de la saga se hayan preguntado: “¿y después del matrimonio qué más viene?”.
La respuesta la tuvieron Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg, los más recientes cineastas a cargo de la saga, ahora a cargo de ‘American Reunion’.
De hecho, en ninguna de las cuatro películas American Pie se repite el director (en la segunda fue Jesse Dylan y en la tercera James B. Rogers), quienes han intentado conservar la esencia gamberra, característica de clásicos como ‘Animal House’ (1978), de Joh Landis; Porky’s I y II (1982-1983), ambas de Bob Clark o ‘The Revenge of nerds I y II (1984-1987).
Quizás por los cambios de directores se perciba cierto declive. Da la impresión de que las ideas se agotaron. Como fuere, en ‘American Reunion’ se supone que los protagonistas son adultos. Jim y Michelle ahora son treintones y padres de Evan, un niño de dos años; mientras que el dizque sofisticado Paul Finch (Eddie Kaye Thomas), el atlético Oz Streicher (Chris Klein) y Kevin Myers (Thomas Ian Nicholas) trabajan como administrador de una empresa, presentador de deportes y arquitecto en casa, respectivamente. Uno es soltero, otro comprometido y el restante casado.
Y claro, en los enredos tampoco puede faltar el siempre patán y quemeimportista Steve Stifler (Sean William Scott).
El único enganche posible para que la historia tenga validez es que alguien organice un reencuentro de exalumnos -en este caso la clase del 99, los que se graduaron hace 13 años-.
Lo demás es lo mismo de siempre: desenfreno, irresponsabilidad, juergas, obsesión por el sexo, alcohol y más. Es decir, ningún aporte nuevo. Y claro, no hace falta porque si fuese así dejaría de pertenecer al género de las comedias gamberras.
Lo nuevo son los personajes adicionales como Selena Vega (Dania Ramírez), la poco agraciada excompañera de Michelle que ahora es una atractiva mujer; Kara (Ali Cobrin), exvecina que Jim cuidaba cuando era niña y que ahora creció (ella es quien lo mete en problemas) y otros.
Se mantienen Vicky (Tara Reid), Nadia (Elizabeth Shannon), Jéssica (Natasha Lyonne), ahora lesbiana confesa; Janine Stifler (Jenniffer Coolidge), la deseada “mamá de Stifler”, John (John Cho) y, por supuesto, Noah Levenstein (Eugene Levy), el papá de Jim -que ahora es viudo-.
Quizás el mensaje tiene que ver con el hecho de que Stifler reconoce que ya no es un adolescente y que la vida de sus amigos ha cambiado porque ya tienen responsabilidades. La pregunta que surge es: ¿serán abuelos en una quinta ‘American Pie’? Hubo otras de la franquicia, pero sin los actores originales. Por eso no cuenta.