Saramago más vigente 15 años después de recibir el Nobel
El legado emocional y artístico de José Saramago (1922-2010), el primer y único escritor en lengua portuguesa en lograr el Premio Nobel de Literatura, sigue vigente 15 años más tarde de recibir en Estocolmo este prestigioso galardón.
Pilar del Río, su viuda y traductora al español, aseguró que Saramago sigue vigente “como una referencia emocional” por el contenido de sus obras y por el activismo público que practicó en vida.
La Fundación José Saramago, creada en 2007 para asumir, tanto en la letra como en el espíritu, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ha organizado en Lisboa varios actos para celebrar los 15 años de la entrega del Nobel, así como los 65 de la firma de la citada declaración, rubricada en Nueva York en 1948.
Del Río explicó que en el olivo en el que están depositadas parte de las cenizas del escritor, situado frente a la sede de la Fundación, cuelgan pequeñas placas verdes en las que están impresos 30 derechos del hombre, y algunas en rojo, referentes al de la disidencia, el mismo que Saramago hubiese querido incluir en la Carta.
La periodista y traductora granadina evocó el discurso que el Nobel portugués efectuó durante la entrega del premio, cuando recordó que la Carta de los Derechos Humanos carece de un capítulo de deberes de los ciudadanos, de las sociedades y de los gobiernos.
“Hemos puesto una urna para que la gente diga cuáles son los deberes a cumplir”, indicó.
Entre otras actividades, la Fundación invitó a la actriz y realizadora portuguesa Maria de Medeiros a presentar el documental “Repare bem”, sobre el recorrido de una familia víctima de la dictadura brasileña y también del golpe de estado de 1973 en Chile, del que en el 2013 se cumplen cuatro décadas.
Cumplidos 15 años de la entrega del premio y 3 de su fallecimiento, el interés académico en la obra del escritor luso ha aumentado: “Hoy mismo he recibido dos peticiones desde Brasil para realizar tesis doctorales”, manifestó Del Río. Saramago, autor de novelas como ‘Ensayo sobre la Ceguera’ (1995) o ‘El año de la muerte de Ricardo Reis’ (1984), dejó una obra inacabada sobre el tráfico de armas ‘Alabardas, Alabardas! Espingardas, Espingardas!’, que se publicará en el primer semestre de 2014, adelantó la viuda del autor.
Desde que se editó su primera obra, ‘Terra do pecado’, en 1947, el escritor ha publicado también numerosos ensayos, artículos y cuentos. La crítica aprecia el original estilo de Saramago, que dota a su producción de una acentuada “oralidad” por la que el texto, que no respeta las reglas sintácticas y de puntuación, parece un reflejo de una voz viva.
En 1991, la novela ‘El Evangelio según Jesucristo’ lo catapulta a la fama a causa de una polémica sin precedentes en Portugal, cuando el gobierno veta su presentación al Premio Literario Europeo de ese año, alegando que ofende a los católicos.
Como acto de protesta, Saramago abandona Portugal y se instala en la isla de Lanzarote (Canarias, España).
En 1995 publica una de sus novelas más conocidas, ‘Ensayo sobre la ceguera’, que fue llevada al cine en el 2008 bajo la dirección de Fernando Meirelles. En 1997 edita ‘Todos los nombres’, que gozó también de gran reconocimiento.
En 1998 gana el premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el primer escritor de lengua portuguesa en obtener este premio. Desde entonces compartió su residencia entre Lisboa y la isla Canaria, participando en la vida social y cultural de ambos países, cuyas estrechas relaciones justificó en una entrevista para proponer su idea utópica de creación de una Iberia unida.
Ateo declarado, colaboró ocasionalmente en prensa, aportando su punto de vista, siempre agudo y comprometido. En definición suya, “Dios es el silencio del universo, y el ser humano, el grito que da sentido a ese silencio”.
Una de sus últimas obras fue ‘Las intermitencias de la muerte’, cuenta de un país cuyo nombre no será mencionado y se produce algo nunca visto desde el principio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. De ahí en adelante, se relatarán situaciones inimaginables o no, ya que nadie muere pero siguen envejeciendo.
Curiosa la frase que cierra su última novela, ‘Caín’, “La historia ha acabado, no habrá más que contar”, ni qué leer por sus admiradores... Es Saramago, siempre vigente.