Hace siete años Rocío Maruri tenía intenciones de estudiar ciencias políticas en la Universidad Casa Grande, pero aquella idea quedó a un lado cuando su hermana Isabel le enseñó el tríptico de la entonces naciente carrera de Artes Escénicas.

La ensortijada actriz rubia, que el mes pasado interpretó el personaje de Abigail Williams en la adaptación que hizo el director Jaime Tamariz de Las brujas de Salem, de Arthur Miller, siempre se sintió atraída por la actuación.

“No recuerdo a qué edad me sedujo el arte. Cuando era niña siempre me involucré en cuanta obra se cruzaba en frente. Cuando me gradué quise estudiar actuación, pero no sabía dónde. Las opciones eran la UEES (Universidad de Especialidades Espíritu Santo) y el ITAE (Instituto Tecnológico de las Artes del Ecuador), pero esta última me resultaba lejos”.

Actualmente su agenda de actividades es intensa, entre los trabajos de graduación como licenciada en Artes Escénicas y asistente de dirección de Pinocho, la próxima obra de Jaime Tamariz y otros proyectos.

Maruri dice que construye sus personajes a través de la memoria emotiva, basada en William Layton (1912-1994). “Consiste en sentir y entender al personaje para interpretarlo. Luego empiezo a expresarlo corporalmente”.

De hecho, así elaboró el personaje de Abigail Williams.

“Se trata de un personaje menor de edad. Sufre la ausencia de una familia. Es una mujer solitaria, apartada del resto porque se siente rechazada. A la vez ansía ser parte de algo, pero tiene carencias afectivas. En algún momento de nuestras vidas hemos experimentado sensaciones de rechazo. Traté de rescatar eso para construir el personaje. Hay que conocer su contexto para crearlo desde ahí”.

Agrega que Abigail trabajó como empleada en casa de John Proctor, interpretado por Alejandro Fajardo. Ambos tuvieron un amorío clandestino. Luego él la rechaza.

Cuenta la actriz que aquel desplante es un punto de inflexión en su personaje porque se desquita.

“Abigail queda afectada por el rechazo porque ella sentía que le pertenecía y era lo más familiar que tenía. Dolida, siente empatía con Títuba, interpretada por Ana Buljubasich. Este último personaje es una esclava, quien le revela haber visto al demonio”, indica Maruri, quien actuó en Los vampiros, original de José Martínez Queirolo, que adaptó la italiana Marina Salvarezza, una de sus mentoras en la Casa Grande.

La actriz, que luce un piercing en la fosa nasal derecha, construyó su personaje de Abigail desde la última semana de agosto hasta inicios de octubre pasado que se estrenó la obra en la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar.

Nacida el 7 de enero de 1991 en Guayaquil, Rocío Maruri admira el trabajo actoral de Meryl Streep, una de las herederas del método de Stella Adler.

“Me impresionó mucho lo que hizo en La decisión de Sophie (1982). Eso le permitió ganar el premio Oscar”, recuerda sobre la actriz estadounidense que para esa película debió aprender los idiomas alemán y polaco para interpretar a una sobreviviente del campo de exterminio en Auschwitz, durante la Segunda Guerra Mundial.

Otra vez es Navidad, Peter Pan, El mago de Oz, entre otras obras, forman parte de hoja de vida de la actriz guayaquileña, que siente atracción por personajes complejos, como Lady Macbeth.

Rocío Maruri aparece en la serie Los hijos de don Juan. Allí interpreta a Luciana, una mujer de la que se enamorará ‘Chicho’ Silva, personaje de Leonardo ‘Chino’ Moreira. Aunque aún no estrenan esos capítulos, ya se la puede apreciar en las propagandas. (I)