Roberto Carlos, entre música y anécdotas
El cantautor Roberto Carlos (Cachoeiro de Itapemirim, 1941) se presentó la noche del miércoles en Guayaquil ante cuatro mil personas. Un importante número de testigos de lo que fue el inicio de una gira que lo llevará por una veintena de naciones alrededor del mundo y que tiene un sabor a despedida.
Este concierto fue una especie de confesionario público debido a que en varias de sus interpretaciones, el cantante reveló detalles de aquellos momentos en que escribió estas melodías o anécdotas particulares como la que dijo de Lady Laura, tema que dedicó a su madre en 1978 y que la cantó en su sepelio en abril del 2010 en Río de Janeiro.
“Esta canción la escribí con mucha alegría y mucho amor. Todas las veces que la canté las hice con el mismo amor. Ahora no puedo decir que la canto con la misma alegría. Mejor dicho, no la canto con ninguna alegría pero sí con amor porque es para mi madre”, expresó.
Lo mismo hizo antes de cantar ‘El gato está triste y azul’. Roberto Carlos contó que el tema había sido compuesto originalmente en italiano por Gaetano ‘Toto’ Savio y Giancarlo Bigazzi bajo el nombre ‘Un gatto nel blu’ y que fue interpretada en el Festival de San Remo de 1972 por él.
Al año siguiente la grabó en español y se convirtió en uno de sus éxitos más solicitados en sus 55 años de carrera. “No entendía qué decía este tema en italiano y cuando la tradujeron al español tampoco la entendí. La verdad es que nunca la entendí y creo que ustedes tampoco. Pero lo cierto es que es bella así porque sí”.
Antes de cantar ‘Ese tipo soy yo’, comentó que la escribió pensando en todo lo que él ha querido ser y que hasta el momento no ha conseguido, pero que está convencido que “es la clase de tipo que todo hombre quiere ser y que toda mujer desea tener a su lado”. Hasta entonces, todas estas canciones y anécdotas fueron aplaudidas y escuchadas atentamente, aunque no hubo alboroto alguno como era frecuente en los conciertos que daba en la década de los 80.
Ningún alboroto, pero sí aplausos y uno que otro grito fue evidente minutos antes de cantar ‘Cóncavo y convexo’. “Siempre le había escrito al amor, al hermano querido o al amigo entrañable. Pero un día me preguntaron cuáles eran las tres mejores cosas de la vida y yo contesté algo muy honesto y sencillo que creo que nos gusta a todos: lo primero es el amor, lo segundo, sexo con amor y el tercero, un rico helado”, manifestó entre risas.
Y es que este artista no necesitó más que pararse en el centro del escenario para enamorar y evocar sus años de esplendor en la música, que a pesar de ser más de 50, no han hecho que su voz y serenidad se pierdan.
Algo más movido se tornó el concierto con el tema ‘Mujer pequeña’ que estuvo acompañado con un despliegue de luces LED que envolvieron al recinto ubicado en el parqueadero del Centro de Convenciones de Guayaquil.
“Buenas noches. Qué placer y gusto de cantar en Guayaquil después de tantos años que no había venido. No sé por qué sucedió eso, pero lo importante es que ya estoy aquí. Gracias por tanto cariño. He llegado a Guayaquil en un momento de mucho amor y mucha alegría. Gracias por acompañarme”, comentó el brasileño, quien incluyó en su repertorio temas como ‘Jesús Cristo’, ‘Amada amante’, ‘Qué será de ti’, ‘Propuesta’, ‘Canzone per te’, ‘Detalles’, ‘El progreso’, ‘Desahogo’, ‘Amiga’, ‘No te apartes de mi’, ‘Amantes a la antigua’, ‘Cama y mesa’, ‘Emociones’, ‘El Hombre que sabe querer’, ‘Nuestro amor’, ‘Si el amor se va’, ‘Mis amores’.
Sin embargo, ninguna de ellas hizo que el público pusiera de pie como lo hizo con los temas ‘Amigo’ y ‘Un millón de amigos’ con los que cerró su repertorio el brasileño, que a lo largo de sus 55 años de carrera ha vendido 120 millones de discos en todo el mundo y ha cantando junto a artistas como Frank Sinatra, Julio Iglesias, José Luis Rodríguez, Luciano Pavarotti, entre otros.