Red Hot Chili Peppers no tiene rock duro, ni metálico, pero tiene un magnetismo, a punta del funk que imprime el bajo de Flea y la irreverente personalidad de Anthony Kiedis, su vocalista. Con ese antecedente a la banda californiana que surgió en 1983 le basta para salir airosa en una jornada del Rock in Rio 2011, que según los críticos, resulta bastante floja.

Según ellos, Red Hot Chili Peppers le puso el “picante” (en referencia a su nombre) que le faltaba al festival, tras dos jornadas (la primera fue marcada por el pop de Katy Perry, Rihanna y Elton John).
Y ese magnetismo, a ratos llega a los extremos con su público. Una prueba de aquello fue el matrimonio que ayer se realizó en Rock Street, con la influencia de la banda.

Gabriel Gemelli y Raquel Lettres contrajeron nupcias ante la jueza María Vitoria Riera, quien habló de la pasión que los contrayentes tienen hacia el grupo californiano. Y claro, el inicio de su luna de miel no fue precisamente en un hotel o de viaje. Fue acudir al concierto de Red Hot Chili Peppers, la banda con la que ambos se conocieron.

En el escenario no solo estuvieron Flea y compañía. También se presentaron Snow Patrol, Capital Inicial y Mike Patton, el ex vocalista de Faith No More, quien cantó con la orquesta de Heliópolis. La banda de Kiedis inició su show con dos novedades importantes: su último disco I’m with you y el guitarrista Josh Josh Klinghoffer, que reemplaza a John Frusciante.

Las nuevas canciones recibieron  una respuesta tibia por parte del público, mientras que el clímax de su presentación estuvo con sus clásicas Under The Bridge, By The Way, todos más los éxitos de su álbum “Californication y, por supuesto, Give It Away, de Blood Sugar Sex Magik, con la que  Kiedis cerró el show.

Para entonces, el sobretodo y la camiseta roja que llevaba habían quedado a un lado. Kiedis lució descamisado como en la mayoría de sus conciertos. Los británicos Snow Patrol intervinieron con estilo bastante lento, distante a la energía de Red Hot Chili Peppers, salvo la canción Open your eyes, que logró una reacción más intensa del público carioca.

Sonaron melancólicos en Chasing Cars, épicos con Falling Empires, románticos en Set the fire (a dúo con la brasileña Marina Aydar) y más animados e incluso discotequeros en Just say yes, los británicos hicieron un repaso a los  temas de sus siete discos publicados, con los que habían de encarnar un rock de sonido supuestamente independiente.

Unas horas antes, el escenario Sunset volvía a deparar algunos de los mejores recitales de la jornada. Ese ha sido el caso de la bella estadounidense Esperanza Spalding, reciente premio Grammy, que ha actuado de la mano de Milton Nascimento, y también el del ex componente de Faith No More, Mike Patton.

Junto a la jovial Orquesta Sinfónica de Heliópolis, Patton rueda ahora por el mundo a lomo  de un espectáculo de sabor transalpino que gira y gira a distintas velocidades, pero siempre con un alto tono interpretativo e histriónico. Patton jugó y se enredó con el público, que olvidó el retraso de una hora con el que se inició la segunda jornada del festival brasileño, que se desarrolla en Ciudad del Rock, Río de Janeiro.

Con su aspecto de chulo de barrio, Patton presentó sus particulares recreaciones de la música italiana de los años dorados, con clásicos como Senza Fine, de Gino Paoli y algún que otro zarpazo roquero, una tarea para la que ha contado con la asistencia de dieciocho jóvenes violinistas y un trío coral.

Por último, los valores nacionales de Capital Inicial, cuya música recuerda por momentos al disuelto grupo español Héroes del Silencio, que lideraba Enrique Bunbury.

Además de Capital Inicial, también tuvieron su espacio bandas como Stone Sour y NX Zero durante una jornada en la que no faltó la pirotecnia y que estuvo amenazada por la lluvia.