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Raffaella Carrá siempre se consideró más actriz que cantante

Raffaella Carrá siempre se consideró más actriz que cantante
26 de junio de 2013 - 00:00

A sus 70 años cumplidos el pasado martes de 18 de junio, Raffaella Carrá se mantiene vigente en la televisión europea. Este año se convirtió en asesora de la versión italiana del reality holandés The Voice of Holland que surgió en 2010 y que al año siguiente popularizó Estados Unidos.

Hace cinco meses, Raffaella Roberta Pelloni, el nombre real de esta cantante y presentadora boloñesa de televisión, se sentó en los sillones rojos que caracterizan a La Voce (según la traducción italiana).

Tras su participación en el programa, la intérprete de ‘Fiesta’, ‘Lucas’ y ‘Explota mi corazón’, decidió pasar su septuagésimo aniversario natal con el celular apagado y alejada de las cámaras, según sus allegados.

Hace poco la revista española Efe Eme reprodujo una de las últimas entrevistas concedidas por la también bailarina y actriz. Aquí un extracto editado.

¿Cómo se preparó para afrontar una posible carrera de actriz?
Estuve en el Centro Sperimentale di Cinematografia, en Roma. Hice un intenso curso de dos años en el que estudié impostación de voz, historia del cine y del teatro, danza clásica, equitación… Todo lo que puede necesitar un actor. Debuté en 1952, pero luego al final del curso, el director Florestano Vancini me escogió para hacer su película ‘La larga noche del 43’ (1960), que ganó el Premio a la Ópera Prima en Venecia. Mi papel era pequeño, pero muy dramático y complicado. El guión era de Pier Paolo Pasolini. Después hice teatro.

¿Cómo adoptó el nombre artístico de Raffaella Carrá?
No me lo puse yo, me lo pusieron. Stefano Pelloni era un bandido como Robin Hood. Robaba a los ricos para darlo a los pobres. Pero en Italia se equivocaban siempre con mi apellido y le ponían la B, me llamaban Belloni. Para solucionarlo, un guionista decidió llamarme Carrà. Le pregunté el motivo, porque a mí no me gustaba el acento. Me explicó que Rafael Sanzio era un pintor del Renacimiento, y Carrà era un pintor moderno (se refiere al pintor futurista Carlo Carrá). Así combinaba un nombre clásico con otro moderno. No me gustaba mucho, pero me acostumbré.

¿Cómo dio el salto del cine italiano a Hollywood?
‘I compagni’ fue la película que me llevó a Hollywood. Tenía un papel secundario, pero muy intenso, en el que compartía varias escenas con Marcello Mastroianni. Los americanos la vieron y me escogieron para hacer ‘El coronel Von Ryan’ en Estados Unidos.

Se decía que podía haber seguido el camino de Gina Lollobrigida, Sofía Loren y Virna Lisi.
Sí, trunqué mi carrera. No tenía un novio o marido que me empujara a tomar la decisión de quedarme a vivir allí para formar una familia o estar con alguien que me diera seguridad y me evitara la nostalgia de mi país. Yo era muy joven entonces. Mi madre, que había viajado conmigo, regresó a Italia. Yo solo podía ir de visita a mi país una vez al año. La libertad, poder elegir, ha sido siempre para mí el mayor empuje en mi vida. Si me equivoco, la culpa es mía.

¿Cómo da el salto a la canción?
Empecé en 1970. En los estudios del Centro Sperimentale también se incluía un curso de educación vocal. Tuve un gran profesor, que un día me examinó la garganta y me dijo que podría cantar tranquilamente. Yo le dije que no, que no lo había hecho nunca y no era mi aspiración, pero él insistió en que tenía la predisposición física necesaria para poder hacerlo. Luego, un día, en una reunión de personal en televisión, un director que había visto el musical ‘Hair’ se dio cuenta de que la televisión italiana, en aquellos momentos, era muy antigua, y había que modernizarla. Fue entonces cuando me dieron cuatro programas de prueba en los que tuve que cantar. Tomé clases y lo hice. Funcionó, y en unos meses me pusieron como presentadora del programa más importante de entretenimiento de la televisión pública italiana, ‘Canzonissima’. Mi primer disco llevaba la sintonía del programa. Así empezó todo, por casualidad porque siempre me consideré más actriz que cantante.

Sus apariciones televisivas eran explosivas. Incluso el Vaticano la censuró. ¿Sentía que estaba rompiendo barreras morales?
Así fue, en 1971. El Vaticano, a través de su periódico, “L’Osservatore Romano”, censuró el ‘Tuca tuca’. Según ellos, era muy atrevido y transgresor, porque el bailarín que estaba frente a mí me tocaba diversas partes del cuerpo. ‘Tuca tuca’ entró directamente en el número 4 de las listas de ventas de singles. Entonces, cuando se leía el hit parade, se daban los primeros cinco puestos, pero ellos saltaban del 3 al 5 para no tener que nombrarlo.

Por entonces también comenzó a visitar la televisión española...
Tuve la oportunidad de ir como invitada a un programa y el director de la CBS se enamoró de mi música y mi forma de actuar, tan diferente de los demás en aquellos tiempos, así que en 1976 me dieron otra hora de programa especial, que hice en Madrid. Tuve la suerte de que se emitiera después de partidos de fútbol muy importantes, por lo que tuvieron mucha audiencia y surgió el cariño de los españoles hacia mí. Un cariño que, como sabe todo el mundo, es mutuo. No es una frase hecha, pero siento a España como mi casa.

¿Extraña las giras?
Me han pedido muchas veces volver a montar un gran show, pero es muy caro. Una vez acepté, con la condición de ofrecer solo diez actuaciones, pero no era posible, tenía que hacer una gira mundial y eso era demasiado complicado. Hay que vivir un poco.

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