Preferencias van entre lo asiático y lo latino
Durante las últimas semanas los medios brasileños se han referido a la china Luo Zilin como una potencial Miss Universo en la gala que se desarrollará hoy en el teatro Credicard Hall, de Sao Paulo, Brasil.
La beldad asiática, de 24 años, destaca por su 1,82 m de altura (es la más alta del certamen), unas “piernas casi interminables y un rostro de porcelana”, según los expertos en belleza que han llegado a la ciudad paulista.
Aunque en la última década del evento han ganado siete latinoamericanas, la japonesa Riyo Mori rompió el molde hace cuatro años cuando ganó la corona. Para conseguirlo, Japón invirtió 1,3 millones de dólares en su preparación con la asesora francesa Inés Ligron, responsable del repunte asiático en las ediciones anteriores del certamen, que se reflejó en el quinto puesto que logró la nipona Miyako Miyazaki en 2003 y el segundo que obtuvo su compatriota
Kurara Chibana en 2006, detrás de la puertorriqueña Zuleyka Rivera, la ganadora. Para esta edición, China apuntó a la influencia de Madame Yue-Saikan, quien es dueña de la franquicia del concurso en ese país por designación de la organización Miss Universo, de la que el magnate Donald Trump es el propietario.
Yai-Saikan es también la vicepresidenta honoraria de la firma de cosméticos L’Oreal en China, jurado del Miss Universo en ocasiones anteriores y embajadora de la Unicef.
No obstante, la belleza y carisma de las aspirantes latinas al cetro todavía ejercen favoritismo entre los expertos, medios y seguidores del concurso, a través de la página oficial www.missuniverse.com o los portales de Univisión y Telemundo.
Aquella tendencia en la última década se refleja con las tres coronas universales para las latinas: las venezolanas Dayana Mendoza (2008), Stefanía Fernández (2009) y la mexicana Ximena Navarrete, la actual reina.
Venezuela apunta hoy a su séptima corona, con lo que igualaría la marca histórica que Estados Unidos impuso en 1997 con Brooke Lee, quien curiosamente tiene rasgos latinos, opuestos a los caucásicos que caracterizan a las estadounidenses.
Lo contrario sucede en esta edición con la ecuatoriana Claudia Schiess, quien es rubia y de ojos verdes, en contraste con la diversidad de etnias en su país. Vanessa Goncalves es la representante venezolana para la gala de mañana. Junto con ella participan otras 18 latinoamericanas, entre las 89 delegadas al Miss Universo.
Entre ellas destacan la colombiana Catalina Robayo, quien -además- es blanco de la controversia por acudir a una de las presentaciones con una minifalda, pero sin ropa interior. Se suman la brasileña Priscilla Machado, quien como anfitriona tiene la presión de su público y los medios para obtener la corona.
La mexicana Karin Ontiveros y la nicaragüense también han llamado la atención en el certamen. Aunque no son latinas ni asiáticas, la angoleña Leila Lopes y Afërdita Dreshaj, de Kosovo, también han dejado una grata impresión en el jurado, compuesto por Amelia Vega, Miss Universo 2003; la actriz estadounidense Vivica Fox; la presentadora china Connie Chung; el piloto de carreras brasileño Helio Castroneves y otras personalidades.
Red Bandeirantes transmitirá la gala mundialmente a cerca de mil millones de personas de 190 países, con la conducción de Andy Cohen y Nathalie Morales, mientras que Jeannie Mai y Shandy Finnessey reportarán en exteriores.