Comprar discos físicos se convirtió en un  hábito ‘anticuado’ en el mundo, al menos para las nuevas generaciones porque el incremento de las plataformas digitales, con sus opciones de transmisión en línea, conocida como streaming, y las descargas de canciones cambiaron el modo de consumo de los fans.

En el mundo, esta tendencia ya se refleja en los resultados. En 2015  los ingresos económicos del negocio musical se dividieron en 45% a través de las plataformas digitales y solo 39% por las ventas físicas  de discos, según datos de la Federación de la Industria Fonográfica (IFPI, según sus siglas en inglés).

Entre las plataformas más populares se encuentran: Spotify, Deezer, Google Play, Apple Music, entre otras.

Spotify, de origen sueco, funciona como una aplicación desde 2008 para la reproducción de música de diversos artistas en los sistemas operativos para teléfonos celulares y computadoras.

Ahí, el oyente tiene la opción de  elegir qué música escuchar, ya sea por artista, álbum, o una lista de reproducción. En apenas 7 años superó los 60 millones de usuarios activos en el mundo. De ellos, 15 millones pagaron la suscripción.

Esta nueva práctica de escuchar música en línea y no por los medios (televisión o radio) ya tiene récords. Drake, cantante canadiense, recién consiguió más de 1.000 millones de reproducciones en Spotify con su canción ‘One dance’, que fue presentada en abril de 2016.   

En la misma plataforma Drake ha sido el artista más escuchado en lo que va este año, superando a sus colegas Justin Bieber, Rihanna y Kanye West.

Los artistas ecuatorianos no están ajenos a la tendencia, aunque hay criterios divididos.  

Andrés Benavides, baterista de Da Pawn, banda quiteña de rock, opina que la compra de discos físicos  motivaba un fan mucho más fiel que en la actualidad. “Antes comprabas el disco, no te bajabas la canción; eso demandaba un esfuerzo, ahora en la red hay tanta música que el oyente no sabe quiénes son todos”.  

En cambio, Mauro Samaniego, cantante y compositor de la misma agrupación, recordó que fue gracias a las redes que su música se dio a conocer en el medio.

Estas aplicaciones se complementan con el uso de las redes sociales (Facebook, YouTube, Instagram),  para que los artistas den a conocer sus novedades.

Teresa Brauer, coordinadora de la carrera de Producción Musical en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), explicó que las plataformas y redes son parte de la  ‘tecnología 2.0’, que el artista ha incorporado a su actividad musical.

En el caso las redes, sostiene que el oyente ahora recibe una respuesta en línea de su cantante preferido, eso genera interacción y fidelidad, lo que antes no ocurría cuando lo veía por los medios convencionales.

Y es que también es un espacio alternativo para que nuevas bandas presenten su música, cuando en ocasiones no encuentran un lugar formal en la radio o la televisión.
De ese modo, considera que YouTube es ideal para promover en la red diversos géneros musicales no tan difundidos, como el jazz o rock pesado, así como tener un registro de las visitas para una medición.  

Para Wilfrido Muñoz, exgerente de Universal Music Group Ecuador, con las plataformas lo único que ha cambiado es el formato en el que viene la  música.  “Antes era  el long play, luego el CD y ahora es la descarga digital”.  

Aquello ha ayudado a que las mismas plataformas tengan una conexión más efectiva con las generaciones más jóvenes, quienes no escuchan la radio de manera regular, como sí lo hicieron sus padres, puntualiza Muñoz, quien añade que si bien  las plataformas han sido muy útiles, igual deben ir acompañadas de un buen trabajo de promoción y seguimiento en la red para que tengan éxito.  

De acuerdo a Carlos ‘Pupi’ Velasco, productor  musical, el auge de las plataformas también se debe a la necesidad de reducir costos para el artista y la facilidad del usuario de adquirir música sin salir de su casa.   “La piratería motivó a que los nuevos cantantes ya no graben discos completos, sino que más bien promocionen su música a través de sencillos trimestrales o semestrales y los distribuyan en esas herramientas”.  

Beto Catuta, cantante ambateño, que presentó en 2015 su disco Princesa Fantasma y desde marzo de 2016 lo colocó en Spotify, Apple Music, Google Play y Bandcamp,  expresa que las plataformas virtuales han sido útiles para la difusión de sus temas. “Tuve 100 ventas digitales en los tres primeros meses”.

La cantante quiteña Gaby Villalba considera que son la herramienta ideal para los artistas independientes.

A la banda Equilivre le ha ayudado para incrementar sus giras internacionales, pues gracias a Spotify sus canciones llegaron a oírse en Asia. “Tenemos 30.000 oyentes  mensuales. Nuestra música, además de Ecuador, se escucha en Europa, Perú, Chile y Colombia”, dice Fercho Escobar, cantante de la agrupación, sobre este recurso que permite la internacionalización. (I)

Datos

Napster, empresa creada en 1999, fue una de las pioneras en ofrecer servicios de distribución de archivos de música en la red.  Fue fundada por Sean Parker.

Apple Music es el servicio de música en streaming de la compañía Apple. Fue presentada en junio de 2015; en abril de 2016 registró 13 millones de suscriptores
en paga.

Deezer es un sitio web que ofrece música gratuita e ilimitada mediante suscripción.  Fue creada en Francia en 2007, cuenta con  10 millones de usuarios en Europa y está disponible en 16 idiomas.  

Bandcamp es una tienda en línea para la promoción de artistas independientes.