Paulina Tamayo (Quito, 1965) cumple años este 14 de abril de 2020 y como tantas personas en el mundo recordará su fecha en la intimidad de su hogar. Diario EL TELÉGRAFO habló con ella.

¿Un artista cómo está llevando este aislamiento?
La crisis afecta a todas las profesiones y a la humanidad. Muchas veces las personas piensan que porque no lo difundimos, no estamos haciendo nada. Nosotros hemos hecho algunos videos para que las personas que están organizando actos benéficos y colectas solidarias transmitan nuestra música como un acto de solidaridad. He tenido varios compromisos con algunos asilos de ancianos. Ahora que las cosas están un poco difíciles, uno colabora de acuerdo a cómo están las circunstancias.

¿Qué hace en estos días de encierro?
Esto me ha servido un mundo, para sentarme en mi casita y arreglar un poco de cosas que, por motivos de mis viajes, de las presentaciones, estaban algo descuidadas: arreglando documentos que estaban por ahí botados, arreglando ropa que estaba por ahí desordenada, arreglando zapatos, cuidando de mis cuatro perros. Un poco investigando sobre la música, preocupándonos de innovarnos en algo, de ensayar.

¿Por qué en este encierro las personas se refugian en la música?
La música es la eterna compañera, es un lenguaje universal y está presente en los estados de ánimo de las personas, sean alegres o tristes. En estos días, las personas estamos sensibles. En mi caso, estoy esperando a que me pase la sensibilidad y la tristeza para continuar subiendo mis videos.

¿Cómo va a cambiar el mundo de la cultura luego de esta pandemia?
Eso es lo que estamos pensando todos. Después de lo que estamos viviendo y de lo que está aconteciendo, ojalá la humanidad cambie, y los corazones de las personas también. No puede ser posible que después de esta etapa de dolor que estamos atravesando, de la pena tan grande que nos invade ahora, salga la gente con envidias, rencores, con odio.

¿Cuál es ese cambio esperado?
A mí me encantaría que más bien hayamos cambiado la esencia, no solamente lo económico, que cambie lo físico. También cambiemos los hábitos, seamos más solidarios, aprendamos no solamente a corregir, a murmurar. El mundo va a cambiar en el campo artístico, político, médico. Hay que curar el alma, el espíritu. Ojalá que después de esto salgamos con el alma limpia. (I)